Un nuevo estudio realizado por investigadores del aire interior en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en California (EEUU) muestran que ciertas circunstancias pueden provocar la mala circulación del aire y como resultado los contaminantes en el aire pueden no dispersarse y eliminarse eficazmente mediante la ventilación del edificio.
Utilizando CO2 como trazador para rastrear pequeños aerosoles respiratorios que viajan con corrientes de aire en una habitación, el equipo de Berkeley Lab descubrió que cuando las rejillas de ventilación (o difusores) suministran aire caliente, se crean condiciones térmicamente estratificadas que bloquean el flujo de aire limpio hacia abajo, es decir a la ‘zona de respiración’ en la altura media de la habitación.
Como resultado, incluso cuando las personas están sentadas a más de metro y medio entre sí, algunos ocupantes pueden estar expuestos a aerosoles respiratorios de otros en una tasa de 5 a 6 veces mayor que si la misma habitación no tuviera problemas de mala circulación del aire.
El estudio, publicado recientemente en ‘Indoor Air’, señala que esta situación ocurriría solo en el caso de que se suministre aire caliente desde los difusores superiores. Cuando se suministra aire frío o neutro, los investigadores no vieron que ocurriera la estratificación térmica; en cambio, se encontró que la habitación estaba bien mezclada en esas circunstancias.
“La ventilación es esencial para mantener una buena calidad del aire. Pero si está calentando por encima de la cabeza sin mezclar intencionalmente el aire en la habitación, no obtendrá todos los beneficios de la ventilación”, ha señalado Brett Singer, autor principal del estudio y director del Grupo de Medio Ambiente Interior de Berkeley Lab .
Afortunadamente, hay una solución simple, usar filtros de aire portátiles que extraen aire desde abajo y lo empujan hacia afuera por la parte superior. “Ellos se encargan de la mezcla y luego también filtran el aire, por lo que tienen un doble beneficio”, señala Singer.
Estudios previos han establecido que el CO2 puede actuar como un sustituto del comportamiento de dispersión de pequeños aerosoles respiratorios o partículas de menos de 5 micrones de tamaño. Si bien los aerosoles respiratorios se componen de partículas en una amplia gama de tamaños, desde submicrónicos hasta milímetros, este artículo se centra en las partículas más pequeñas, que se mueven principalmente con las corrientes de aire. Las partículas más grandes, que se comportan de manera diferente, serán objeto de un análisis futuro.
“Liberamos las partículas y el CO2 en diferentes maniquíes y tratamos de ver cómo estos marcadores y partículas se esparcen por la habitación. Teníamos sensores de CO2 en cada rincón de la habitación a diferentes alturas y también en la zona de respiración de cada maniquí”, ha señalado Haoran Zhao, becario postdoctoral de Berkeley Lab y coautor del estudio.
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