ÁREA CARDIOMETABÓLICO

Una mayor educación sanitaria mejoraría la adherencia terapéutica

La falta de adherencia terapéutica parece ser la principal causa de fracaso terapéutico en múltiples patologías. Esto puede traducirse en problemas para el paciente, para el profesional y para el sistema de salud.

Para el paciente, las consecuencias pueden traducirse en un aumento de la comorbilidad, del número y duración de hospitalizaciones y de la mortalidad. Todo esto supone un empeoramiento de su calidad de vida. Además, se ha visto que la falta de adherencia tiene repercusiones en la efectividad del tratamiento.

Para el profesional sanitario, la falta de adherencia terapéutica implica un aumento de la presión asistencial, de la demanda y un mayor desgaste.

Una de las estrategias para tratar de evitar la falta de adherencia es realizar una mayor educación sanitaria, aumentar el conocimiento que tiene el paciente sobre su enfermedad y realizar un seguimiento evaluando la adherencia terapéutica.

Para el sistema sanitario, la falta de adherencia terapéutica supone un aumento del uso de recursos sanitarios, con un incremento secundario de los costes.

Aceptación de la enfermedad

Uno de los problemas más importantes para la adherencia terapéutica es la falta de aceptación de la enfermedad por parte del paciente. Para ayudar a que la adherencia terapéutica sea mayor hay que simplificar el número de dosis y considerar una combinación fija de fármacos. Es importante la adherencia al tratamiento y su mantenimiento, por lo que el seguimiento, el uso de recordatorios y la preparación del pastillero son muy importantes.

Es importante insistir en intervenciones educativas sobre la enfermedad y sobre el tratamiento, e informar ampliamente al paciente para que adopte la conducta más beneficiosa para su salud, que aprenda los autocuidados de su enfermedad.

Las intervenciones de apoyo familiar o social sobre todo en los pacientes que viven solos, sean ancianos o dependientes, son una buena opción.

Prevención secundaria

En prevención secundaria, las combinaciones fijas permiten asegurarse en gran medida de un aumento en la adherencia terapéutica, debido al descenso en el número de comprimidos diarios y a la reducción de los costes de producción y de distribución, siendo un tratamiento más asequible. Esta pauta mejoraría el control de la enfermedad cardiovascular.

Entre las ventajas de las combinaciones fijas están que preservan y facilitan la eficacia, el control es más rápido y se reducen costes y eventos cardiovasculares, sobre todo en prevención secundaria y pacientes polimedicados.

Los criterios clínicos que hace que se recomienden las combinaciones fijas son pacientes que previamente lo han tomado por separado, falta de cumplimiento y pacientes polimedicados.

Reducción del riesgo

La adecuada adherencia se asocia a un 20% de disminución de riesgo de enfermedad cardiovascular y casi un 40% de disminución de mortalidad por cualquier causa. Los pacientes con mala adherencia y que abandonan el tratamiento multiplican por tres el riesgo de mortalidad.

La evidencia científica corrobora no sólo que cuanto más bajo esté el LDL es mejor, sino también cuanto más rápido se haga mejor. Incluso hay estudios de seguridad donde se evidencia que no hay mayor número de efectos adversos por tener unos niveles muy bajos de LDL.

Papel de la farmacia

El papel del farmacéutico en la adherencia es destacable. Desde la oficina de farmacia se puede dar información complementaria a la que el paciente ha recibido en su Centro de Salud o su Hospital, con el objetivo de que el paciente tenga mayor conocimiento sobre los fármacos que va a tomar. De esta forma, se puede tratar de aumentar la adherencia terapéutica.

Desde la oficina de farmacia se puede asesorar y llevar el seguimiento de la medicación que se lleva el paciente. Recomendándole y apoyándole sobre todo en lo que concierne a su medicación y pautas posológicas.

La oficina de farmacia, como parte del Sistema Nacional de Salud, colabora activamente en mantener la salud de los ciudadanos mediante acciones asistenciales que contribuyen a la prevención y promoción de la salud.

Así, la buena comunicación entre el profesional médico, paciente y farmacia es fundamental para la buena respuesta al tratamiento del paciente.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Cardiología Ramón Hernández Cortés, Fernando Herrera Viquez y Carlos Pérez Muñoz, y los médicos generales Cesar Sisto García de Veas, Francisco Javier Lucena Ortega y Fernando Zambrano Barea, de Jerez de la Frontera, y Ana Martín Langa, Clara Magaña Herrera, y Sandra Alonso Calvo.

Ester Crespo

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