El coste-efectividad es una forma de analizar los costes con relación a los resultados de varias alternativas disponibles. Este análisis ayuda a identificar la manera más eficaz, desde el punto de vista económico, de alcanzar un objetivo planteado.
Se trata de un análisis de gran utilidad para la toma de decisiones en el sector sanitario. Se refiere a la relación entre una ganancia en la salud y el coste asociado al aumento de la salud. Esto permite establecer una evaluación económica para la toma de decisiones sobre precio, financiación o selección de nuevas intervenciones sanitarias, muy especialmente en relación con los medicamentos.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad y la hipercolesterolemia es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Existe una amplia variabilidad en la atención de la hipercolesterolemia en las diferentes comunidades autónomas y es muy importante la priorización de la hipercolesterolemia en los planes y estrategias de salud. Por eso, es necesaria la sensibilización y concienciación de los profesionales sanitarios sobre el impacto en salud y en la economía de la enfermedad cardiovascular y, por tanto, de la elección del tratamiento más coste-efectivo.
En este sentido, hay que recordar que la hipercolesterolemia es el cuarto problema de salud más importante en términos de costes sanitarios en Europa y las enfermedades cardiovasculares suponen más de 9.000 millones de euros de gasto al año para el Sistema Nacional de Salud. Por tanto, enfermedad cardiovascular y la hipercolesterolemia suponen un reto de Salud Pública que precisan de actuación en prevención.
Los costes directos incluyen la utilización de recursos sanitarios para el diagnóstico y tratamiento, y los gastos no sanitarios ocasionados por la enfermedad; es decir, la atención ambulatoria, hospitalización, medicamentos, aplicaciones, servicios profesionales y costes de rehabilitación.
Por costes indirectos se entienden toda la pérdida de producción de bienes y servicios que ocasiona una enfermedad. Entre estos se encuentra la disminución de la capacidad productiva, el absentismo laboral, la jubilación anticipada, despido/renuncia y la necesidad de cuidadores.
Además de establecer hábitos de vida saludables, el tratamiento más coste-efectivo son las estatinas de alta potencia, solas o con ezetimiba, ya que pueden conseguir reducciones de c-LDL≥ al 50 %, y han demostrado disminuir la enfermedad cardiovascular de forma eficaz.
En pacientes de alto y muy alto riesgo la combinación de rosuvastatina con ezetimiba consigue reducciones de LDL adecuadas a un precio muy competitivo.
Sin embargo, hay pacientes con hipercolesterolemia que no alcanzan el objetivo en cLDL con dicha pauta. En estos casos, se puede optar por los inhibidores PCSK9 que consiguen una reducción adicional de hasta un 60 % en cLDL. Debido a su elevado precio, se necesita definir muy bien el tipo de pacientes que más se beneficiará de su uso.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Cardiología Andrea Aparicio Gavilanes, David Ledesma Oloriz, Javier Martínez Diaz, Javier Cuevas Pérez y Luis Gracia de la Varga, del Hospital universitario Central de Asturias, en Oviedo.
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