La rinitis se ha convertido en la enfermedad alérgica más frecuente, como demuestran dos cifras: en España afecta a un 21,5% de la población y genera más del 55% de las consultas sobre estas patologías, cuyos casos se disparan en primavera y otoño (1). Esta situación la provoca un problema, la alergia, que viene a ser una respuesta exagerada del sistema inmunitario del paciente, que identifica como nocivas determinadas sustancias inocuas:
La rinitis alérgica es una enfermedad crónica del tracto respiratorio superior cuya prevalencia ha aumentado en las últimas décadas. Aunque no se asocia con morbilidad grave o mortalidad, en un número considerable de enfermos afecta sustancialmente la calidad de vida (2). Se manifiesta con continuas rachas de estornudos, secreción nasal acuosa, picor de nariz y congestión nasal, con una afección en el día a día del paciente superior incluso procesos como la hipertensión arterial o el asma (2-3).
En edades pediátricas y juveniles acarrea pérdidas de días de escolarización (absentismo escolar), y en edades adultas pérdidas de días de trabajo (absentismo laboral) (2). El ‘Estudio Ferin: farmacoeconomía de la rinitis’, promovido por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), cifra en 584 euros anuales los costes directos por cada paciente derivados del gasto farmacéutico, a lo que hay que sumar que el absentismo laboral y la reducción de productividad (que en los periodos sintomáticos es cercana al 30%) van asociados a un coste de 1.125 euros anuales. Esto supone que la rinitis alérgica tiene un coste anual de 1.708 euros por paciente al año (4).
El 70% de los pacientes presenta síntomas durante más de tres meses al año y uno de cada cuatro manifiesta una rinitis alérgica grave con interferencia significativa en todos los aspectos de su vida cotidiana (3). Por ello, el objetivo terapéutico es restablecer la calidad de vida del paciente mediante el control de la sintomatología y la recuperación de la función nasal. Para ello, entre los fármacos más eficaces para reducir los síntomas están los corticoides tópicos nasales (5). Su indicación es el alivio sintomático y la eliminación de los signos cuando otras medidas, virtualmente menos agresivas, no son eficaces (6).
Los corticoides intranasales se utilizan para el tratamiento de la rinitis alérgica desde principios de la década de 1970, ya que se consideran los agentes más eficaces y la terapia de primera línea para aliviar los síntomas: son fármacos seguros y asociados con efectos adversos graves mínimos o nulos (6).
Dentro de este grupo, la budesonida cuenta con una amplia experiencia de uso, un menor coste y un inicio de acción más rápido (en comparación con otros corticoides nasales) y puede ser una buena opción con mejor relación costo-beneficio. Por ello, según criterios de uso racional del medicamento, el corticoide nasal de elección es la budesonida (7).
Su aplicación tópica proporciona una elevada concentración del fármaco en la mucosa nasal, con un mínimo riesgo de efectos sistémicos. Mejoran todos los síntomas, especialmente la obstrucción nasal y los síntomas oculares. Esto hace que los corticoides intranasales constituyan la primera línea de tratamiento de la rinitis alérgica persistente moderada-grave (8).
Con la budesonida como principio activo, un medicamento como Rhinocort proporciona alivio durante 24 horas ante los síntomas de la rinitis alérgica, con una mejoría palpable desde la primera aplicación. Además de aliviar los síntomas oculares y de no causar ni somnolencia ni efecto rebote, aporta una doble acción antiinflamatoria: por un lado alivia la inflamación existente y, por otro, no favorece la respuesta inflamatoria del organismo, evitando de este modo que se produzca una mayor congestión.
Otra de las fortalezas de Rhinocort es que se trata de un medicamento de venta libre, una novedad importante en el mercado ya que hasta hace unos meses era necesario contar con receta médica. Esto le convierte en una de las principales opciones para un tratamiento contra la rinitis moderada-severa, a lo que se une su dosificación flexible: puede administrarse como dos aplicaciones en cada fosa nasal una vez al día por la mañana o como una aplicación por la mañana y otra por la noche.
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