Los investigadores han identificado varias características, como el sexo masculino, menor edad, grupo sanguíneo B y mayor tamaño del hogar, que aumentan el riesgo de infección de COVID-19 y otras muchas, como llevar mascarilla o consumir vitamina D, que lo disminuyen. También han identificado las cosas que aumentaban o disminuían el riesgo de un curso grave de COVID-19 y algunos de estos hallazgos son inesperados, según informan en la revista ‘Biology Methods & Protocols’.
El SARS-CoV-2 ha infectado a más de 600 millones de personas en todo el mundo, provocando 6,57 millones de muertes confirmadas. Pero la información sobre los factores que afectan a la probabilidad de infección o de padecer un curso grave de la enfermedad sigue siendo insuficiente y a menudo especulativa.
Los estudios longitudinales prerregistrados sobre los factores de riesgo de infección son sorprendentemente escasos. Muchos factores, como el contacto con animales, sólo se han sugerido de forma teórica o se han discutido en fuentes no científicas.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio con 30.000 usuarios de Internet, reclutando participantes a través de sitios como Facebook y Twitter, en la República Checa, que compartieron información sobre su exposición a 105 factores de riesgo de COVID-19.
Los participantes en el estudio indicaron qué riesgos potenciales y factores de protección les afectaban. Entre ellos se incluían características demográficas y de salud, así como información sobre comportamientos, como tener animales, tomar vitaminas y suplementos, participar activamente en deportes, nadar en aguas frías, cantar con frecuencia, consumir marihuana, fumar tabaco, vivir solo, pasear por la naturaleza y hacer voluntariado.
El estudio descubrió que, como era de esperar, algunos factores sociodemográficos tenían un efecto moderado en los riesgos de COVID-19. Las personas que viven en ciudades más grandes y las que tienen un mayor nivel educativo, especialmente las mujeres, tenían un menor riesgo de infección.
El mayor tamaño de los hogares y el número de hijos menores de 20 años (en los hombres), se asociaron con un mayor riesgo de infección. Las personas que vivían solas tenían un riesgo de infección mucho menor que las que compartían el hogar con otra persona. Los solteros también declararon un curso menos grave de COVID-19. El nivel de educación y (en las mujeres) también el tamaño del hogar tuvieron los efectos protectores más fuertes contra un curso grave o prolongado de COVID-19.
Muchos comportamientos predecibles parecían proteger a las personas contra la infección, mientras que tres factores, a saber, participar activamente en deportes, cantar con frecuencia y nadar en agua fría, aumentaban el riesgo de infección.
El factor de protección más importante contra la infección por COVID-19 fue la estricta observancia del uso de mascarilla. El segundo factor de protección más importante fue el consumo de vitaminas y suplementos. Este estudio descubrió en particular que el consumo de vitamina D proporcionaba una protección significativa contra la adquisición de COVID-19.
El distanciamiento social y el lavado de manos frecuente sólo tuvieron un efecto protector débil. Este estudio también indicó que tener sangre del tipo B aumentaba el riesgo de infección. Tener gatos o perros como animales de compañía no afectó y tuvo un efecto positivo en su mayor parte insignificante sobre el riesgo de que alguien experimentara un curso grave de la enfermedad.
En este estudio se descubrió que fumar tabaco y también consumir marihuana (en las mujeres) tienen un efecto protector relativamente fuerte contra la infección. Los investigadores descubrieron que el consumo de marihuana y el tabaquismo también podrían tener algunos efectos protectores contra un curso grave de COVID-19.
Los efectos protectores del tabaquismo frente a la infección se han descrito en estudios anteriores pero la mayoría de los estudios muestran efectos adversos del tabaquismo sobre el riesgo de un curso grave de COVID-19.
El resultado más inesperado del estudio fue una correlación positiva entre la mayor gravedad del curso de COVID-19 y el cumplimiento del uso de mascarillas y, en menor medida, el mantenimiento de la distancia social.
Los investigadores especulan que esto se debe a que las personas predispuestas a un curso grave de COVID-19 (las que tienen sobrepeso, padecen enfermedad pulmonar obstructiva crónica o diabetes) se esforzaron por evitar la infección y siguieron más estrictamente las recomendaciones de salud pública sobre el uso de mascarillas y el distanciamiento social. Sin embargo, cuando se infectaban, solían presentar un curso más grave de la enfermedad debido a sus problemas de salud subyacentes.
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