Existe una relación causal entre los niveles de colesterol LDL y la enfermedad cardiovascular. La curva que las relaciona es exponencial: a mayor LDL mayor enfermedad cardiovascular y a la inversa: a menor LDL menor enfermedad cardiovascular.
Los estudios evidencian que cuanto más bajo mejor, sin haber llegado a un límite inferior que cambie la pendiente de la curva.
A pesar del amplio arsenal terapéutico hipolipidemiante, en un elevado porcentaje de pacientes no se alcanzan los objetivos de cLDL.
Las estatinas de alta potencia disminuyen el cLDL por encima del 50 %. Al asociar ezetimiba se consigue un descenso adicional de entre un 15-30 %, lo que puede doblar el porcentaje de pacientes que alcanzan los objetivos.
Se ha demostrado que no existe un valor de cLDL por debajo del cual deje de obtenerse un beneficio preventivo. Tampoco se ha observado una mayor incidencia de efectos secundarios asociados a las concentraciones más bajas de cLDL. De hecho, no hay estudios con la suficiente evidencia que establezcan un punto de corte en el que se obtenga un máximo beneficio.
La razón por la que no se llegue a objetivos terapéuticos con el arsenal disponible puede ser por la mala utilización de ese arsenal. Se suele empezar con dosis bajas, solicitando una analítica varios meses después. Muchas veces los pacientes dejan el tratamiento, ya que el colesterol alto no provoca síntomas. Así, la mala adherencia al tratamiento y el abandono de un estilo de vida saludable también influyen.
La combinación de las estatinas y ezetimiba produce efecto sinérgico y potencia la disminución del colesterol.
El colesterol es un factor de riesgo cardiovascular plenamente demostrado, los valores bajos previene la enfermedad. La combinación de rosuvastatina y ezetimiba ha demostrado ser segura y eficaz, ya que al ser menor la dosis de estatina se disminuyen los efectos adversos. Es más eficaz que doblar la dosis. Además, al ser un solo comprimido mejora la adherencia terapéutica, con lo cual el paciente está mejor controlado y se mejora la prevención cardiovascular.
El estudio Jupiter, con rosuvastatina, demostró que el cLDL cuanto más bajo mejor y sobre todo tras un evento cardiovascular. Cuanto antes se alcancen los objetivos mejor.
En los próximos años será necesario adecuar la intensidad del tratamiento de la hipercolesterolemia al grado de riesgo vascular de los pacientes y al grado de descenso necesario para lograr los objetivos terapéuticos. Esto se traducirá en una prevención cardiovascular más eficaz y en una mayor calidad de vida.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Emilio Rodrigo Galindo Nogueras, Andrea Carrete Barca, María Ángeles Berenguel Anter, Javier Aparicio Ortiz y David Antonio Minchola Guardia, de Girona, y los cardiólogos Beatriz Pérez Villardón y Juan Ramón Siles Rubio, y los médicos de Atención Primaria Carlos Cobo Hurtado, María Paz Ortigosa Arrabal, Pablo Ignacio Acosta Lara y Juan Carlos López Peral.
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