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La pandemia incrementa las molestias por alteraciones de la superficie ocular

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto en la atención de la patología ocular crónica, como ha ocurrido en otras tantas especialidades. En este caso, se ha visto cómo ha incrementado las molestias de la superficie ocular, como también ha generado nuevas necesidades de atención.

La convivencia con el virus desencadenó nuevos problemas oculares. Aunque, por suerte, no graves. Según José Luis Urcelay, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, “ha incidido fundamentalmente en dos aspectos oftalmológicos. Por un lado, en un incremento de las molestias derivadas de alteraciones de la superficie ocular, en concreto, la sequedad ocular. El uso de mascarillas, el incremento de la estancia en espacios cerrados, el aumento de las horas de lectura en pantallas, etc. ha generado una aparición frecuente de sintomatología de ojo seco o un empeoramiento de los pacientes que ya padecían esta patología”, explica.

“Y, por otro lado −prosigue−, especialmente, en la población infantil, la posible repercusión del incremento de horas en actividad visual próxima a pantallas, móviles… ha incidido en la evolución de los defectos refractivos, principalmente, en la miopía”.

Por su parte, Jorge Ruiz Medrano, facultativo especialista de área en el Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, recuerda que este virus tiene cierta tendencia a generar patologías tipo trombosis. En su área manejan muchos pacientes con trombosis de la vena central de la retina, pero no han observado un incremento significativo. Ni de esa, ni de ninguna otra patología grave.

Dificultad en el control de algunos problemas

Eso sí, el miedo hizo, según señala el doctor Ruiz Medrano, que se perdieran a pacientes durante los momentos más duros de la pandemia. En su hospital decidieron cancelar prácticamente todas las consultas que no fueran preferentes y atender solo a aquellos que sí lo fueran.

Por ejemplo, veían a pacientes con degeneración macular, retinopatía diabética proliferativa, infecciones corneales, traumatismos oculares o patología urgente de retina y de glaucoma. Estos mantuvieron sus citas tal cual las tenían previstas, siempre y cuando no tuvieran síntomas de COVID-19.

El problema es que tienen bastantes pacientes que, aún así, “por miedo no quisieron acudir al hospital durante bastantes meses”. “Para cuando volvieron de nuevo a las consultas, estaban en una situación bastante peor. No todos fueron recuperables”, asegura el experto en retina.

Las urgencias descendieron cerca de un 50%

Las consultas ambulatorias sí se cancelaron, aunque mantuvieron abiertas las urgencias. Con todo, también en este servicio el número de pacientes disminuyó.

“Nosotros veíamos en las consultas a 1.000 pacientes por semana aproximadamente. Con la pandemia pasaron a ser 400. En la sección de retina pasamos de 400 a 210. Con una disminución de casi el 50%, fuimos los que más nos mantuvimos. En otras secciones la bajada fue muchísimo mayor. Y en urgencias, que nos llamó mucho la atención, pasamos de 174 visitas semanales a 93”, asegura el doctor Ruiz Medrano.

“En términos generales, ha supuesto una dificultad en el proceso de control y seguimiento de los pacientes con patologías crónicas. Muchas de ellas se dan en pacientes de edad avanzada y la situación generada por la pandemia ha dificultado el acceso de esa población a las consultas de Oftalmología”, explica, por su parte, el doctor Urcelay.

Sin embargo, el oftalmólogo del Gregorio Marañón indica que, en el caso de su servicio, gracias a disponer de un centro monográfico dedicado en exclusiva a pacientes oftalmológicos, “esta repercusión ha sido claramente menor”. “Pasados los primeros dos o tres meses iniciales de la pandemia COVID-19 pudimos recuperar nuestra actividad a un nivel casi normal”.

Necesidad de telemedicina

Todo ello, ha supuesto que se pusiera “claramente de manifiesto la necesidad de avanzar en telemedicina”, asegura el doctor Urcelay. “Nuestra especialidad tiene unas características que permitirían, con la dotación técnica precisa, el seguimiento adecuado de varios de los procesos más habituales en Oftalmología, mediante estas herramientas”, añade.

El doctor Ruiz Medrano coincide. “El avance de la telemedicina sería un grandísimo progreso. Evitaría tener que venir al hospital de manera innecesaria en muchos casos. Con un cribado periódico a distancia se pueden manejar y seleccionar los pacientes que sí necesitan un seguimiento o un tratamiento más exhaustivo para que acudieran al hospital. Pero de momento estamos lejos”, lamenta.

blanca.erce@gruposaned.com

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