El coste-efectividad se define como el grado en el que se consiguen los objetivos propuestos en condiciones reales de una intervención sobre población diana. Es la forma de evaluación económica completa más frecuentemente utilizada en el sector sanitario. De hecho, el coste se mide en unidades monetarias y los resultados en unidades clínicas.
Para tomar la decisión final sobre los resultados de un análisis de coste-efectividad, ya que los costes y los resultados de las diferentes opciones son distintos, se emplea el análisis incremental. Consiste en valorar el coste adicional que se debe invertir para obtener una unidad más de efectividad.
Los sistemas informáticos y de cálculo de productividad del profesional sanitario generan algoritmos de cálculos y de prescripción que la limitan, lo que hace que se emplee una estatinas de baja o moderada intensidad, antes que al uso de estatinas de alta intensidad, como sería el caso de la rosuvastatina a dosis altas.
Hay que considerar tanto los costes directos como indirectos. Los primeros se refieren a los que utiliza el sistema sanitario para producir la atención sanitaria del paciente. En el caso de la hipercolesterolemia, es el principal factor de riesgo cardiovascular para sufrir IAM, Ictus, arteriopatía periférica … patologías que implican múltiples visitas del paciente tanto en Primaria como en Hospitalaria. Eso lleva a que el paciente precise fármacos, pruebas analíticas e ingresos hospitalarios.
Los costes indirectos se refieren a las pérdidas de productividad del paciente, como son las bajas laborales, descensos del rendimiento productivo, todos relacionados con la enfermedad o las múltiples visitas que requiere su atención.
Así, el tratamiento más coste-efectivo en el campo de los lípidos y en la reducción del LDL colesterol es aquel que, cuando se haya calculado el SCORE del paciente, se consiga con el fármaco adecuado tener al paciente en objetivo de buen control del LDL y mantenerlo en esos niveles de una manera temprana y eficaz.
Los objetivos son un LDL por debajo de 55 mg/dl en grupo de muy alto riesgo cardiovascular; por debajo de 70 mg/dl en grupo de alto riesgo cardiovascular; menor a 100 mg/dl, en grupo de moderado riesgo cardiovascular, y más bajo de 116 mg/dl, en bajo riesgo cardiovascular. Hay un grupo de pacientes que se clasifican como en riesgo extremo cardiovascular y son los que han tenido un segundo evento cardiovascular en los últimos dos años y requieren cifras de LDL inferiores a 40 mg/dl.
Para conseguir objetivos se puede utilizar una estatina de alta intensidad o una combinación de estatina de alta intensidad con ezetimiba.
Hoy en día existen varios opciones de tratamiento sin apenas efectos secundarios que permiten mantener a los pacientes en objetivos de prevención correctos y reducir eventos cardiovasculares, que afectarán a la larga a su calidad de vida no sólo individual, sino a todo su entorno.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Raquel Saez Moreno, José María Tirado Moliner, Raúl Navarro Gómez y el cardiólogo Hebert David Ayala More, del Centro de Salud Borriol.
La Agencia Estadounidense de Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado definitivamente 'Leqembi'…
Loterías y Apuestas del Estado conmemorará el 125 aniversario del Colegio Oficial de Farmacéuticos de…
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en los países occidentales. Son la…
Un estudio piloto realizado en un centro médico académico destaca los beneficios de la revisión…
Más de 1’5 millones de personas en España se encuentran en una situación vulnerable y…
El control de los factores de riesgo cardiovascular con pautas de modificación del estilo de…