Investigadores del Departamento de Medicina III de la Universidad Médica de Viena y de la Universidad de Viena (Austria) han demostrado que, en la mayoría de los casos, el síndrome del intestino irritable (SII) está asociado a biopelículas bacterianas en el intestino que son visibles bajo examen endoscópico.
La mayoría de las personas que padecen el síndrome del intestino irritable sólo acuden al médico cuando presentan síntomas graves, como estreñimiento, diarrea, dolor abdominal o un cambio en el movimiento intestinal.
“Por primera vez, hemos conseguido identificar una causa del síndrome del intestino irritable y, al mismo tiempo, mostrar cómo se puede diagnosticar, clasificar y evaluar esta enfermedad con mayor precisión”, explica Christoph Gasche, líder del estudio, que se ha publicado en la revista científica ‘Gastroenterology’.
Según el estudio, las personas que han tomado mucha medicación a lo largo de su vida, de modo que el equilibrio de su flora intestinal se ha visto alterado, son más propensas a verse afectadas por las biopelículas bacterianas. Otro subgrupo interesante es el de los pacientes que se han sometido previamente a trasplantes de órganos.
“Algunos medicamentos, como los inhibidores de la bomba de protones, pueden alterar el equilibrio del ecosistema bacteriano. Las bacterias entran entonces en modo de supervivencia. Para tener más posibilidades de sobrevivir a este estrés, se agrupan por seguridad y forman biopelículas, una especie de espacio protector que las hace resistentes a los antibióticos y otras toxinas ambientales“, explica Gasche.
En total, se realizaron más de 1.000 colonoscopias en un estudio multicéntrico, y se descubrió que dos tercios de los que tenían síntomas de SII también tenían biopelículas en el intestino delgado o grueso. Sin embargo, estas biopelículas de la mucosa también se encuentran en un tercio de los pacientes con colitis ulcerosa.
Esta matriz bacteriana, que puede ser reticular o incluso planar, se adhiere como una fina capa sobre el revestimiento de la mucosa del intestino (no muy diferente a la placa dental en la caries) perjudicando así sus funciones y, por tanto, la del intestino.
“Hasta ahora, en las investigaciones siempre se ha supuesto que esta película pegajosa está formada por residuos de impurezas del intestino, que eran difíciles de eliminar. Sin embargo, ahora hemos podido demostrar que es ahí donde se adhiere la matriz bacteriana”, apunta el científico.
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