El asma bronquial es una enfermedad crónica caracterizada por la inflamación y obstrucción de los bronquios provocada por alérgenos. La rinitis alérgica es otra patología producida también tras la inhalación de partículas suspendidas en el aire que originan una reacción inmunológica. Ambas tienen sus pautas diagnósticas y su tratamiento, sin embargo, es frecuente que se den de forma simultánea. Tal hecho ha dado pie a la hipótesis de que sean dos polos de una misma patologíai.
Los datos del último Informe de Alergologíaii apuntaban que el 82% de los pacientes con asma padecen además rinitis alérgica, es decir, tienen un diagnóstico de asma alérgica.
Si bien no ocurre igual en el sentido inverso, ya que solo el 15% de las personas con rinitis estacional, además, tienen asma. Porcentaje que se eleva hasta el 40% en el caso de rinitis grave persistente. Datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC)i.
Esta coexistencia de ambas enfermedades ha dado lugar a falsas creencias y mitos que son perjudiciales para su correcto diagnóstico y tratamiento. No en vano, la SEAIC ha elaborado un documento de consulta que pretende ayudar a comprender la relación entre alergia y asmaiii.
Uno de esos mitos tiene que el tratamiento del asma asociado únicamente a la aparición de crisis y exacerbaciones. Cabe recordar que el asma es una enfermedad crónica que requiere de una terapia. Dicho tratamiento puede estar orientado al alivio de los síntomas o bien terapias de mantenimiento que actúan reduciendo la inflamación asociadaiii.
La medicación de rescate es aquella que solo se utiliza en el caso de las crisis de asma. No obstante, tal como recuerdan los neumólogos, es esencial contar con un plan de tratamiento individualizado destinado a controlar la enfermedad y evitar exacerbacionesiii.
La práctica de ejercicio se asocia con frecuencia a uno de los factores que puede hacer empeorar el asma. Este es otro de los mitos en torno a la enfermedad. Justamente, los clínicos suelen incorporarlo como parte de la pauta terapéutica dado que mejora la resistencia respiratoria y la salud en general.
Hacer deporte, incluso, puede reducir la necesidad de medicación, el absentismo laboral y la sensación de disnea por el fortalecimiento de la musculatura torácica. Así lo refleja la SEIAC en el documento: ‘Desmitificando el asma: mitos y verdades’ iv. “En casos de asma inducido por el ejercicio, el uso de un tratamiento de control de síntomas adecuado puede normalizar la práctica de deporte”, reza el escrito.
El asma es una enfermedad sistémica que afecta a todo el organismo. Entre los síntomas recurrentes encontramos tos, sibilancias al respirar, opresión en el tórax y un aumento de la secreción mucosa. Se calcula que afecta al 5% de la población adulta y al 10% de niños y adolescentes, en los países industrializadosv.
Otro de los mitos que rodea a esta enfermedad tiene que ver con la ansiedad como su principal causa. Como se mencionaba anteriormente, la alergia puede ser uno de los desencadenantes del asma. No obstante, existen otros factores a tener en cuenta como el reflujo gastroesofágico, la rinosinusitis causal, la contaminación, el frío, otras infecciones… y entre ellos también está el nerviosismo, el estrés y la ansiedadiii.
Aunque ya podemos prescindir de las mascarillas en los espacios abiertos, con la pandemia también han proliferado bulos al respecto. En este sentido, conviene aclarar que las mascarillas ayudan a evitar infecciones y, en el caso de las FFP2 en adelante, también impiden que se inhalen partículas de polen.
Estos beneficios de las mascarillas son aplicables a las personas con asma pese a que “éstos sean más susceptibles a percibir la diferencia de flujo aéreo, cambios en la humedad o temperatura del aire” aspecto que pueden derivar en hiperventilación y sensación de falta de aire. Tal como se recoge en el documento de la SEIACiii.
Una manera de contribuir a terminar con los bulos puede ser compartir el informe de esta entidad: ‘Desmitificando el asma’ iii con los pacientes con asma que acuden a la farmacia para que tengan una información seria y contrastada sobre la enfermedad.
Referencias:
i C. Serrano, A. Valero, C. Picado. Rinitis y asma: una vía respiratoria, una enfermedad. Archivos de Bronconeumología. Volume 41, Issue 10. 2005. Pages 569-578. ISSN 0300-2896. Disponible en: https://doi.org/10.1157/13079841.
ii SEIAC. Alergológica 2015. 2017. Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Disponible en: https://www.sefac.org/sites/default/files/2017-06/alergologica_2015_web-1.pdf
iii SEIAC. Relación alergia-asma. Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Consultado en: junio 2021. Disponible en: https://pacientes.seicap.es/es/relaci%C3%B3n-alergia-asma_23848#que-son-la-alergia-y-el-asma.
iv SEIAC. Desmitificando el asma. Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. 2021. Consultado en: junio 2021. Disponible en: https://www.seaic.org/inicio/noticias-general/desmitificando-el-asma.html.
v Sobradillo P, Miravitlles M, Jim nez CA, Gabriel R, Viejo JL, Masa JF, et al. Estudio IBERPOC en España: prevalencia de síntomas respiratorios habituales y de limitación crónica al flujo aéreo. Arch Bronconeumol. 1999; 35: 159-66.
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