Antonio Mingorance ocupa la presidencia del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CACOF) desde 2012, año en el que se convocó la primera subasta. Desde su amplia experiencia, en esta entrevista explica a los lectores de Aula de la Farmacia qué han supuesto las subastas para los profesionales farmacéuticos y, sobre todo, para los pacientes. Mingorance pone énfasis en la utilidad y fiabilidad de la farmacia española, destacando la importancia de las competencias propias de los profesionales farmacéuticos en el sistema sanitario. Además, reconoce el alto nivel de conocimientos científico-técnico de la farmacia andaluza, especialmente en el área asistencial.
¿Cuál es el papel del farmacéutico en el sistema sanitario?
Los farmacéuticos tenemos clarísimo que nuestra funcionalidad es doble: somos garantes de la accesibilidad social al medicamento, y profesionales especializados en ámbitos concretos del cuidado de la salud. La evolución sociodemográfica y las tendencias macroeconómicas dicen de manera incuestionable que no contar con los farmacéuticos en el objetivo estratégico de todo sistema sanitario, que es obtener resultados en salud, sería irresponsable y, en cierto sentido, negligente. Porque la Administración tiene un compromiso de rendición de cuentas hacia los administrados, la ciudadanía, en el que se incluye la búsqueda de la mejor eficiencia posible con los recursos existentes, entre ellos las farmacias de cada pueblo y de cada barrio.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentará la farmacia andaluza en 2020?
Sin duda, intensificar nuestros esfuerzos en seguir demostrando, con hechos ante la ciudadanía y la Administración, que somos útiles y fiables, que formamos parte esencial del dique de contención de la sociedad contra la vulnerabilidad, los determinantes sociales que condicionan la salud y la sostenibilidad de las cuentas públicas. Para afrontar ese reto, estamos desplegando desde las instituciones colegiales todo un catálogo de servicios y proyectos que hacen visible, precisamente, desde nuestra propuesta de valor de utilidad social y fiabilidad institucional, que los farmacéuticos somos profesionales sanitarios con competencias propias muy importantes.
¿Qué les piden a los políticos desde el CACOF en materia de Sanidad y farmacia?
Que dejen de mirarnos como una fuente de gasto. Un gasto que, por cierto, no generamos nosotros, aunque seamos un actor clave en su gestión, y nos vean como un agente dinamizador del ecosistema de salud, como una inversión que reporta al sistema retornos garantizados, especialmente en el ámbito asistencial, en resultados en salud, no solo en el aspecto económico.
¿Qué supuso la entrada en vigor de las subastas andaluzas para los profesionales farmacéuticos?
En clave estrictamente asistencial, supuso una agresión a nuestra legítima competencia en el manejo de las situaciones especiales a las que algunos de nuestros pacientes se enfrentan, relacionadas con excipientes o isoapariencia, tan importantes en el ámbito de la adherencia. La Administración nos dejó sin nuestra prerrogativa de sustitución, dentro de un mismo principio activo, de una presentación por otra. Por supuesto, las subastas también supusieron un perjuicio económico importante para las farmacias, porque quedaron sin capacidad para gestionar stocks con diferentes proveedores que pudieran trabajar con un mismo principio activo, y nunca me cansaré de repetir que la farmacia no puede desplegar su dimensión asistencial, de servicio sanitario, si no es viable económicamente. Asimismo, las roturas ocasionales de suministro y los cambios de apariencia en los envases erosionaron tremendamente la confianza entre pacientes, farmacéuticos y Administración sanitaria, porque se generaron incertidumbres en un asunto que hasta ahora había sido intocable: la calidad de la accesibilidad social al medicamento.
¿Cuáles son, desde su punto de vista, las consecuencias de las subastas para el paciente?
Hay que decir que, en buena medida, gracias a la profesionalidad de los farmacéuticos andaluces, las consecuencias indeseables de las subastas para la salud de los pacientes han sido leves, dentro de lo que cabe, más relacionadas con la desconfianza generada hacia la decisión de ofrecer un solo medicamento por razones estrictamente economicistas que por riesgos para la salud, ya que todos los medicamentos de las subastas están autorizados por el Ministerio de Sanidad. Han sido años de pedagogía incansable de los farmacéuticos con los pacientes, especialmente con aquellos más vulnerables, para que mantuviesen la pauta de tratamiento prescrita por el médico, aunque les cambiasen el fabricante del medicamento en función de quién resultase adjudicatario de la licitación o de las incidencias en el suministro.
Desde los colegios de Andalucía ponen énfasis en el acompañamiento de la farmacia a la población, ¿tienen previstas próximas campañas de salud?
Los colegios de Andalucía no tenemos una agenda propia en este sentido: nuestra agenda es, precisamente, la de las prioridades de la población. De ahí que nuestro compromiso firme sea, como usted plantea en la pregunta, acompañar tanto a las personas y a las familias como al movimiento asociativo de pacientes en las necesidades que nos especifiquen, como es el caso de diversas campañas e iniciativas puestas en marcha en colaboración con diferentes colectivos e instituciones y también las que, por nuestra parte, seamos capaces de detectar.
¿Qué balance hace la campaña de salud mental ‘Cuéntame tú’?
Esta iniciativa es un ejemplo de los magníficos resultados que aparecen cuando los diferentes actores implicados en el proceso terapéutico dan su lugar propio al farmacéutico. El mundo de la salud mental es, muy mayoritariamente, complejo y crónico desde el punto de vista clínico. A eso hay que añadirle la discriminación que estos pacientes todavía sufren en su vida social y laboral, en ocasiones con efectos devastadores para la evolución positiva de su enfermedad. Los farmacéuticos contamos con una herramienta de importancia crítica en este contexto: sabemos manejar esos medicamentos y todo su entorno de interacciones y contraindicaciones y, además, a ese conocimiento científico añadimos el valor de un intangible importantísimo, la confianza en el trato con nuestros pacientes.
¿Qué servicios del CACOF destacaría por su utilidad para el farmacéutico?
Indudablemente, AxónFarma, nuestra herramienta TIC de ayuda al desarrollo de la farmacia asistencial, que cuenta con dos puntos de anclaje en la realidad muy potentes: la relación de cada farmacéutico con sus pacientes y la implantación de servicios profesionales.
A nivel formativo, ¿cómo están los farmacéuticos?, ¿qué necesidades tienen?
Nuestra red de farmacias posee una característica que desafía a la uniformidad: cada farmacia es independiente y cada farmacéutico titular la dirige como quiere de la mano de su equipo. Esto no es un problema, es un valor, porque esa diversidad es una riqueza de la profesión. Aun así, de manera general se puede afirmar, sin duda, que el nivel de conocimientos científico-técnico de las farmacias andaluzas es muy alto y, en buena medida, excelente, especialmente en las áreas asistenciales en las que cada farmacéutico ha decidido especializarse, ya sea el seguimiento farmacoterapéutico de la cronicidad, la pauta nutricional de personas frágiles o la monitorización de ciertos indicadores de riesgo cardiovascular.
¿Cómo ayudan desde el CACOF al farmacéutico en materia de formación?
En el CACOF procuramos primero escuchar y, después, actuar. Esto es, nuestros programas de formación no responden a ocurrencias de nadie, sino que proceden de las necesidades expresadas por los colegiados en aspectos como los ya citados anteriormente y de aquellas que, si bien es posible que no hayan sido verbalizadas, sí las ha detectado el CACOF, porque una de las obligaciones de las instituciones colegiales es, precisamente, observar el entorno y actuar en consecuencia con capacidad de anticipación, buscando lo mejor para los profesionales.
¿Puede adelantar alguna novedad sobre las próximas Jornadas Farmacéuticas Andaluzas?
Estamos trabajando en ello, pero no puedo concretar demasiado por respeto a mis compañeros y compañeras que, desde los comités científico y organizador, están ahora analizando posibles contenidos del programa, que aún no está definido. Pero puedo avanzar sin temor a equivocarme que la tecnología al servicio de la farmacia y la farmacia al servicio de la sociedad van a ser protagonistas importantes en esas Jornadas.
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