Realizar deporte de forma regular tiene unos beneficios muy importantes para el organismo, por lo que se recomienda realizar una actividad deportiva como mínimo tres veces por semana. Entre las principales ventajas está que mantiene en forma, mejora la agilidad, la fuerza y la energía, fortalece los músculos, mejora la salud de los huesos, previene la artritis, los niveles de colesterol, ya que reduce los niveles de las lipoproteínas de baja intensidad; controla la presión sanguínea protegiendo el corazón, las venas y las arterias, ayuda a controlar el peso, disminuye el estrés y la calidad del sueño.
Pero hay que tener en cuenta que el deporte excesivo y no controlado en pacientes con cardiopatías puede desencadenar problemas cardiacos, mientras que los que tienen enfermedad coronaria las guías de actuación clínica recomiendan llevar a cabo entre 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de ejercicio más intenso en todos los varones y mujeres como parte de sus hábitos de vida. Si los pacientes están en bajo riesgo el tiempo recomendado se amplía a unas dos horas.
No obstante, hay que tener en cuenta que el ejercicio excesivo puede ocasionar deterioro muscular, deshidratación y contracturas y lesiones. Los últimos datos apuntan a que la práctica deportiva prolongada y excesiva podría tener como consecuencia una serie de alteraciones en la estructura del corazón, que a la larga podrían acabarán por pasar factura en forma de arritmias y otra serie de problemas cardiacos. Porque cada vez llegan más pacientes a las consultas que se quejan de problemas producidos por un exceso de deporte. Por eso, antes de iniciar una práctica deportiva se debe llevar a cabo un reconocimiento para valorar el estado de salud y ver hasta donde se puede llegar. Así, este examen debe consistir en una evaluación clínica estándar, donde se valoren los antecedentes y se haga un examen físico; un electrocardiograma (ECG) de reposo y una ergometría submáxima, a lo que se agrega un ecocardiograma.
La prevención en el deporte es muy importante y hay que tener en cuenta que la persona tenga una buena preparación física, que se utilice el equipo apropiado y que se haya pasado los controles de salud, sin olvidar tener una buena alimentación e hidratación.
En este contexto, el médico de primaria debe tener en cuenta que las variaciones estructurales y anatómicas que aparecen en el corazón de las personas sometidas a un entrenamiento deportivo mantenido son el aumento de la masa ventricular izquierda, cerca de un 45 por ciento superior a los controles; el aumento del grosor de la pared ventricular izquierda, un 15-20 por ciento más gruesa, y un aumento del 10 por ciento del volumen telediastólico ventricular izquierdo. Desde el punto de vista funcional, el corazón se adapta al entrenamiento físico mediante la bradicardia. Aunque la causa de esta bradicardia no está clara, al parecer no se debe sólo a una hipertonía vagal.
Así, lo esencial es saber que estas variaciones fisiológicas son una adaptación normal al trabajo en personas que realizan ejercicio físico y que no deben considerarse como patológicas. La decisión clínica más importante que debe tomarse durante la valoración de un deportista es la diferenciación del síndrome del corazón del deportista y la miocardiopatía hipertrófica. Para ello, son fundamentales los antecedentes familiares y personales del paciente y la exploración cardiaca. Una buena pista para el médico de familia es recordar que en el síndrome del corazón del deportista el aspecto clave es la ausencia de síntomas cardiacos (mareos o vértigos, síncope, palpitaciones, dolor torácico) y de antecedentes familiares de muerte súbita o miocardiopatía hipertrófica. Por el contrario, la presencia de estos síntomas exige realizar un seguimiento estrecho del paciente o derivarlo al especialista. La persona asintomática con alteraciones en la exploración física y signos en el ECG asociados al ejercicio físico, puede seguirse realizando más estudios o simplemente mediante vigilancia. El hallazgo de un soplo sistólico que aumenta de intensidad al realizar la maniobra de Valsalva o en bipedestación, es sugestivo de miocardiopatía hipertrófica.
Para hacer una actividad física es necesario tener unos hábitos de vida saludables, donde hay que cuidar la alimentación y la hidratación, bebiendo al menos dos litros de agua al día. El sueño y el descanso son muy importantes para recuperar las energías gastadas. Una recomendación importante; antes de iniciar la practica deportiva se deben llevar a cabo calentamientos y estiramientos con el fin de evitar lesiones.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Cardiología Oreste Vaccari y en Medicina General Vidal Ramos Martín y Rafael Rodríguez Cortés, del Centro de Salud San Miguel, de Plasencia; los cardiólogos Rafael Bravo Marquéz y Carmen Corona Barrio, del Hospital Quirón Málaga, Francisco Torres Calvo, del Hospital de Estepona, Juan Ramón Siles Rubio, de la Clínica El Río, y Pedro Chinchurreta Capote, del Centy Estepona; Ramón Hernández Cortés, de la Clínica Los Álamos, de Jerez; el internista José María García Pinteño, del Hospital Villamartín, y el médico de familia Juan Benitez Ragel, del Centro de Salud La Granja de Jerez.
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