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Los antidepresivos son ineficaces para el dolor de espalda y la artrosis

Los medicamentos antidepresivos son en gran medida ineficaces para el dolor de espalda y la artrosis, a pesar de ser ampliamente utilizados para estas afecciones, sugiere una revisión de la evidencia publicada en ‘The BMJ’.

Los hallazgos, basados en evidencia de certeza moderada, muestran que para las personas con dolor de espalda los efectos fueron demasiado pequeños para valer la pena, si bien para la artrosis no se puede descartar un pequeño efecto beneficioso.

La mayoría de las guías de práctica clínica recomiendan antidepresivos para el dolor de espalda a largo plazo (crónico) y la artrosis de cadera y rodilla, pero la evidencia que respalda su uso es incierta.

Para abordar esta brecha de conocimiento, investigadores dirigidos por Giovanni Ferreira, de la Universidad de Sydney, se propusieron investigar la efectividad y seguridad de los antidepresivos para el dolor de espalda y la osteoartritis en comparación con el placebo.

Sus hallazgos se basan en el análisis de datos publicados de 33 ensayos controlados aleatorios en los que participaron más de 5.000 adultos con dolor lumbar o de cuello, ciática u artrosis de cadera o rodilla.

Los ensayos se diseñaron de manera diferente y fueron de calidad variable, pero los investigadores pudieron tener esto en cuenta en su análisis. La mayoría de los datos provienen de ensayos patrocinados por la industria.

Los investigadores establecieron una diferencia de 10 puntos en una escala de 0 a 100 puntos para el dolor o la discapacidad como la diferencia más pequeña que valga la pena entre los grupos, un umbral comúnmente utilizado en otros estudios sobre el dolor crónico.

Los resultados mostraron que los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN) redujeron el dolor de espalda después de tres meses. Pero el efecto fue pequeño, una diferencia promedio de 5,3 puntos en la escala de dolor en comparación con el placebo, y es poco probable que la mayoría de los pacientes lo consideren clínicamente importante.

Para la artrosis, encontraron un efecto ligeramente más fuerte de los IRSN sobre el dolor después de tres meses, una diferencia promedio de 9,7 puntos en la escala de dolor en comparación con el placebo, lo que significa que no se podía excluir un efecto que valiera la pena.

La evidencia de certeza baja mostró que los antidepresivos tricíclicos (ATC) eran ineficaces para el dolor de espalda y la discapacidad relacionada.

Los antidepresivos tricíclicos y los IRSN podrían reducir el dolor en las personas con ciática, pero la evidencia no fue lo suficientemente segura para sacar conclusiones firmes.

Los investigadores reconocen varias limitaciones, incluida la posibilidad de que falten ensayos y no poder explorar una relación dosis-respuesta para la mayoría de los antidepresivos debido al bajo número de estudios distribuidos en seis clases diferentes de antidepresivos.

No obstante, la revisión se basó en una búsqueda exhaustiva de la literatura con un umbral preespecificado de importancia clínica que se utiliza en otras revisiones de tratamientos para el dolor de espalda y la osteoartritis.

Como tal, dicen que su revisión actualiza la evidencia para el dolor de espalda, la ciática y la osteoartritis, y podría ayudar a los médicos y a sus pacientes a decidir si deben tomar antidepresivos para el dolor crónico.

Por ello concluyen que “se necesitan con urgencia ensayos aleatorios grandes y definitivos que estén libres de vínculos con la industria para resolver las incertidumbres sobre la eficacia de los antidepresivos para la ciática y la osteoartritis que destaca esta revisión”.

En un editorial vinculado, los investigadores de la Universidad de Warwick piden una guía más clara para informar un enfoque coherente para el uso de antidepresivos para personas con trastornos dolorosos. Reconocen que algunos pacientes pueden optar por probar antidepresivos por una pequeña posibilidad de una reducción valiosa del dolor después de tres meses.

En general, sin embargo, argumentan que los tratamientos farmacológicos “son en gran medida ineficaces para el dolor de espalda y la artrosis y tienen el potencial de causar daños graves. Necesitamos trabajar más duro para ayudar a las personas con estos trastornos a vivir mejor con su dolor sin recurrir al talonario de recetas”.

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