Un gran estudio sobre más de 160.000 personas de 21 países ha comprobado que las mujeres tienen menos probabilidades de tener una enfermedad cardiovascular y morir de ella que los hombres.
No importaba si las mujeres tenían o no un ataque cardíaco o un derrame cerebral previo, explica los autores en la revista ‘The Lancet’. Tampoco importaba dónde vivieran en todo el mundo, ni su situación económica.
El estudio del Population Health Research Institute (PHRI) de la Universidad McMaster y Hamilton Health Sciences, en Canadá, se basa en información del estudio prospectivo de epidemiología rural urbana (PURE) que siguió a los participantes un promedio de 10 años.
Es el primer estudio global que documenta los factores de riesgo, el uso del tratamiento, la incidencia de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares y la mortalidad en personas de la comunidad, en lugar de solo pacientes hospitalarios.
El estudio encontró que las mujeres sin antecedentes de enfermedad cardiovascular (ECV) eran más propensas a usar medicamentos preventivos, controlar la hipertensión y dejar de fumar, en comparación con los hombres.
“Ha habido preocupaciones de que las mujeres con ECV se manejen de manera menos agresiva que los hombres, lo que podría conducir a que las mujeres tengan un pronóstico más pobre. Algunos han atribuido esto a un sesgo de tratamiento contra las mujeres”, apunta Marjan Walli-Attaei, primer autor y miembro investigador de El PHRI.
“En nuestro estudio global observamos que, si bien las mujeres usaban las estrategias de prevención con mayor frecuencia, las estrategias invasivas como la intervención coronaria percutánea y la cirugía de revascularización coronaria se usaban con mayor frecuencia en los hombres”, explica.
“Pero, en general, los resultados como la muerte o un nuevo ataque cardíaco o accidente cerebrovascular en las mujeres fueron más bajos que en los hombres –continúa–. Esto sugiere que puede haber otros factores además de un sesgo de tratamiento contra las mujeres que contribuyen a las diferencias de tratamiento”.
La coautora Annika Rosengren, profesora de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), señala que las tasas más bajas de tratamientos cardíacos invasivos para mujeres con ECV podrían explicarse en parte por el hecho de que menos mujeres que hombres tienen el tipo de aterosclerosis extensa que requiere atención médica e intervenciones.
“Otros estudios han informado de que las diferencias de sexo en los procedimientos cardíacos invasivos no se ven una vez que consideramos el alcance y la gravedad de la enfermedad de las arterias coronarias. Esto sugiere que las tasas más bajas de intervenciones coronarias en las mujeres son apropiadas, ya que tienen una enfermedad menos extensa, añade.
Sin embargo, existe una gran preocupación por las diferencias en el tratamiento entre los países más pobres y más ricos, destaca Salim Yusuf, profesor de Medicina en la Universidad McMaster y el investigador principal del estudio PURE.
“Las diferencias en los resultados tanto en mujeres como en hombres en países de bajos ingresos, donde aproximadamente el 40% muere en los 30 días posteriores a un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular en comparación con menos del 10% en los países de altos ingresos, es motivo de gran preocupación y merece mayor atención”, alerta
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