Por primera vez, un estudio prospectivo e internacional ha demostrado que el dolor torácico causado por problemas en los pequeñísimos vasos que suministran sangre al corazón es un importante problema de salud que aumenta el riesgo de infartos, derrames cerebrales y muerte por motivos cardiovasculares.
El estudio, que se publica este jueves en la revista ‘European Heart Journal’, reclutó a 686 pacientes de 14 instituciones de siete países de cuatro continentes entre julio de 2015 y diciembre de 2018 para investigar la angina microvascular (AMV).
Hasta ahora, se creía ampliamente que la AMV era una enfermedad benigna que se presentaba principalmente en las mujeres. Sin embargo, el estudio demostró que, durante uno o dos años de seguimiento hasta diciembre de 2019, se produjeron eventos como accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio y hospitalización por dolor torácico (angina) en casi el 8% de los pacientes cada año. Hombres y mujeres se vieron afectados casi por igual y el pronóstico no fue diferente según el sexo o la etnia.
Sin embargo, las pruebas estándar, como los electrocardiogramas (ECG), los angiogramas y las ecocardiografías, no detectan problemas significativos en el ritmo cardíaco o en las arterias coronarias principales, lo que significa que la AVM no suele diagnosticarse.
“Actualmente, muchos médicos no son conscientes de la importancia de la disfunción microvascular coronaria. En consecuencia, muchos pacientes con AVM son diagnosticados erróneamente como si tuvieran trastornos posmenopáusicos o un desequilibrio del sistema nervioso consciente e inconsciente, por ejemplo”.
Los análisis mostraron que la hipertensión arterial, los antecedentes de enfermedad coronaria y la angina estable eran factores predictivos importantes e independientes de estos eventos cardiovasculares mayores.
Las mujeres tenían una calidad de vida significativamente peor que los hombres, aunque tenían un pronóstico similar a largo plazo; los investigadores dicen que esto podría deberse al efecto de las hormonas femeninas en la percepción del dolor.
El profesor Shimokawa recuerda que “se suele pensar que la angina de pecho está causada principalmente por el estrechamiento de las grandes arterias coronarias. Sin embargo, incluso tras el tratamiento de estas arterias con stents o cirugía de bypass, aproximadamente el 40% de los pacientes siguen experimentando dolores en el pecho, lo que sugiere que los problemas de disfunción microvascular son muy comunes“.
Los investigadores afirman que la gestión y el tratamiento de la AVM representan una importante necesidad no satisfecha y que se necesita más investigación. Los pacientes suelen ser tratados con fármacos para prevenir la coagulación de la sangre, como las estatinas, los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) o los antagonistas de los receptores de la angiotensina (ARA), o con fármacos para dilatar los vasos sanguíneos, como los betabloqueantes, los antagonistas del calcio y los nitratos.
“Dado que varios estudios han demostrado que alrededor del 50% de los pacientes con angina no tienen estrechamiento coronario, esto significa que unos diez millones de personas en Europa tienen angina causada por alteraciones funcionales en las arterias coronarias grandes o pequeñas, o en ambas –concluye–. La situación es similar en Asia y Estados Unidos. Este enorme número de pacientes merece ser cuidadosamente identificado y tratado”.
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