Las combinaciones fijas facilitan la adherencia terapéutica

La prevención primaria tiene un papel clave en los pacientes con riesgo cardiovascular y se debe establecer en controles periódicos donde se revise el colesterol total, LDL y HDL y triglicéridos y enzimas hepáticas.

Los pacientes no adherentes al tratamiento acuden menos a la consulta médica, lo que implicaría la pérdida de posibilidades de realizar un diagnóstico precoz de otras enfermedades. La consecuencia de esta situación es el aumento de probabilidades de eventos cardiovasculares, que supone un aumento del gasto sanitario en costes directos e indirectos e ineficiencia del sistema sanitario. Las combinaciones fijas permiten asegurarse en gran medida la adherencia terapéutica y conseguir mejoras en salud.

Además, hay varias herramientas para mejorar el cumplimiento terapéutico, entre las que destacan las intervenciones informativas/educativas. Tienen por objetivo mejorar el cumplimiento a través de la información al paciente sobre su enfermedad, las posibles complicaciones, el tratamiento prescrito, sus beneficios y efectos adversos. Hay que hacer partícipe y responsable al paciente de tal manera que adopte la conducta más beneficiosa. Este proceso se inicia con una entrevista y con un refuerzo permanente. Puede incluir desde la entrega de información escrita hasta sesiones educativas grupales.

Distintas estrategias

Las técnicas grupales suponen una estrategia para alcanzar objetivos de motivación y seguimiento de las recomendaciones. Las intervenciones incluidas en este grupo buscarían la mejora de la adherencia a través de un aumento de los conocimientos y de la confianza del paciente. Por su parte, las intervenciones de refuerzo conductual van encaminadas a mejorar la capacidad del paciente en el manejo de su proceso a través de técnicas de responsabilización, autocontrol y refuerzo conductual.

La simplificación del tratamiento también ayuda. Se prevé que toda estrategia encaminada a simplificar el tratamiento, como, por ejemplo, el empleo de combinaciones a dosis fijas, debe tener como resultado la mejora de la adherencia terapéutica.

Y es que la adherencia describe el grado en que un paciente sigue los consejos médicos y toma la medicación correctamente, aspectos que afectan significativamente al éxito de un tratamiento. La simplificación del régimen posológico es quizás la intervención con mayores evidencias de eficacia. Son múltiples los datos que establecen la relación directa entre la complejidad del tratamiento prescrito en términos de dosificación, vía de administración, número de fármacos, etc., y la adherencia.

Simplificación

En este contexto de simplificación de los regímenes terapéuticos y las terapias en combinación fija constituyen una estrategia complementaria para mejorar la adherencia en muchos tipos de enfermedades, sobre todo en las crónicas. Además, reducen los costes de producción y distribución y hacen más asequible el tratamiento. Por tanto, puede afirmarse que la simplificación del tratamiento es una estrategia eficaz, ya que la mayoría de los estudios realizados encuentran mejoras significativas en la tasa de adherencia y en el control del proceso.

En prevención secundaria, las combinaciones fijas permiten asegurarse, en gran medida, la adherencia terapéutica y conseguir mejoras en salud. Estos pacientes, por el hecho de haber tenido un evento cardiovascular (IAM, cardiopatía isquémica, AVC,…), son más adherentes por tener la experiencia previa de su diagnóstico y más receptivos a las recomendaciones del médico de familia y/o enfermera.

La facilitación del cumplimiento al descender el número de comprimidos contribuiría a mejorar los parámetros analíticos y a reducir la posibilidad de complicaciones. Al tener patologías crónicas, los pacientes intentan simplificar su tratamiento, suspendiendo alguno de los fármacos. Las asociaciones contribuyen a disminuir el riesgo de falta de adherencia.

Estilo de vida

También, hay que prestar especial atención al estilo de vida a través de la dieta mediterránea, con una reducción del consumo de grasas saturadas y aumentar el de grasas monoinsaturadas. Se recomienda consumir pescado al menos tres días por semana, especialmente pescado azul, consumo diario de fibra 25-30 gr/día y entre 1-5 raciones de frutos secos por semana. El ejercicio también es importante. Se recomienda hacer ejercicio aeróbico moderado (caminar, subir escaleras, nadar, bailar…) un mínimo de 30 minutos, cinco días o más a la semana.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Gabriel Bauzá, Elena Esteban, Antonio Gutiérrez, Isabel Orlandis y Verónica D’Alicandro, de Palma de Mallorca, y Valentín Martínez, Ernest Genis, Molina, Infiesta, Panisello, de Lleida.

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