El aumento de la incidencia de la diabetes tiene clara relación con el aumento, a su vez, del sobrepeso y la obesidad, que se relaciona con malos hábitos dietéticos y sedentarismo. En ocasiones, se asocian con horarios laborales o con la situación económica actual que dificulta unos hábitos dietéticos saludables, a lo que hay que sumar el elevado consumo de productos procesados, con elevado valor calórico.
Podríamos decir que en las consultas, aunque hay que tener en cuenta el área geográfica, pueden debutar al año cerca del 5% de pacientes menores de 50 años que se ven en la consulta.
En líneas generales, el perfil del diabético tipo 2 joven es una persona con unos 40 años, sin manifestaciones clínicas destacadas, puede que tenga un aumento de la sed, cansancio, necesidad de levantarse por la noche a orinar, aumento de peso, hipertensión, alteración lipídica…
Por eso, se suele detectar la enfermedad por controles rutinarios; suele ser un hallazgo casual a nivel analítico. La persona acude por cualquier motivo y al observan que tiene síndrome metabólico y al determinar las cifras de presión arterial ligeramente elevadas, se solicita una analítica en ayunas de 12 horas, donde también se mide el perfil lipídico.
Un problema habitual en la consulta es encontrarse ante un paciente que hace una negación de la enfermedad o no aceptación, lo que influye en su estado anímico. Puede darse la posibilidad de que el paciente diabético no tenga consciencia de su enfermedad, lo que dificultará su buen control. El impacto inicial es muy variable y dependerá mucho de la forma en que se ha hecho el diagnóstico, de la imagen previa que el paciente tenga de la diabetes y del nivel cultural del paciente, entre otros aspectos.
Complicaciones asociadas
De hecho, en los diversos estudios que se han realizado el paciente joven se muestra poco preocupado por la posibilidad de desarrollar complicaciones asociadas a la enfermedad. Y es que hasta en un 75% de los casos no les preocupa o consideran que el riesgo es remoto. Aunque la mitad de los pacientes con diabetes fallecen a consecuencia de enfermedades cardiovasculares, cardiopatía isquémica e ictus, únicamente un 21% considera las cardiopatías como su principal preocupación. Por el contrario, hasta el 50% de los pacientes alude a la presentación de problemas de visión como su mayor preocupación.
Hay que tener en cuenta que es una enfermedad crónica que requiere adoptar una serie de hábitos incómodos, que pueden preocupar en mayor o menor grado al paciente, como son restricciones en la dieta, autoanálisis, cambios en el estilo de vida, tratamiento farmacológico,… y estos cambios no se traducen en una gratificación inmediata a la conducta saludable. Todo esto hace que sea difícil tanto la aceptación, como la adaptación y la motivación del paciente.
Estilo de vida
Por eso, en todo paciente diabético, pero sobretodo en el paciente joven, es importante incidir en la modificación del estilo de vida (dieta y ejercicio) y en el cumplimiento del tratamiento farmacológico, con el objetivo de conseguir un control metabólico óptimo, lo que permitirá atrasar lo máximo posible la aparición de las complicaciones crónicas de la diabetes.
Será importante, en coordinación con enfermería, incidir en la educación sanitaria, conseguir que el paciente adquiera conciencia de enfermedad y entienda la diabetes como una enfermedad crónica, haciéndole conocedor de las posibles complicaciones de su patología, tanto a corto como a largo plazo.
En cuanto al tratamiento farmacológico, será importante tener en cuenta la prescripción de pautas sencillas, con el fin de facilitar el buen cumplimiento, y tener en consideración su vida laboral.
Opciones terapéuticas
Las posibilidades terapéuticas son múltiples y están recogidas en los protocolos de actuación del Grupo de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria (GEDAPS). Normalmente, se inicia el ajuste según evolución de metformina y luego en función de la edad y/o patologías adyacentes a la diabetes el tratamiento farmacológico se adaptará a las necesidades particulares de cada paciente.
El farmacéutico puede recordar a los pacientes que deben acudir a la consulta del médico y de enfermería para realizar sus controles y repasar las dietas y el ejercicio, les pueden dar consejos sobre la forma correcta de tomar la medicación y explicarles los síntomas de las hipoglucemias a pesar de ser muy poco frecuentes en este tipo de pacientes. También pueden reforzar los consejos del personal sanitario y ponerse en contacto con nosotros para aclarar cualquier duda y avisarnos si no recogen la medicación.
El farmacéutico es más accesible que el médico y la enfermera del sistema sanitario; además, cuenta con más tiempo y puede hacer un seguimiento más acorde a las necesidades del paciente.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Endocrinología Anna Franch Molas, y los médicos de Familia Carlos Bascou y Antonio Reinaldo Gómez Rodrigo, de Girona; Ramón Ruiz Sales, José María Vendrell Perera, Marta Piñol Margalef, Sonia Vidal Asensio y Mª Asuncion Salat Veciana, del CAP El Vendrell; Manel Pena, Virginia Sánchez y García Deza, de Mollerussa; los médicos de Atención Primaria Luz Daneyi Bernal Beltran, Joan Enric Jané Casas y Eduardo Mill Ferreyra, de Girona, y Rosa Cortés, Guillermo Caldentey, Antonia Moreno, María Benejam y María Antonia Pascual.
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