La gripe ha llegado antes de lo previsto. Así lo demuestran los últimos datos del Sistema de Vigilancia de la Gripe y otros virus respiratorios del Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Sanidad). En la semana 39 -que va del 26 de septiembre al 2 de octubre- ya son 63 los casos de gripe detectados por cada 100.000 habitantes (el umbral epidémico se alcanza tras superar los 50 casos).
Este invierno la población tendrá que hacer frente a la convivencia de la COVID-19, la gripe y los resfriados comunes. Será un invierno diferente en el que los hábitos de los españoles también han cambiado; y es que, según el estudio realizado durante este 2022 por Johnson & Johnson Consumer Health, el 86 por ciento de los encuestados tomará medidas preventivas de forma proactiva para reducir el riesgo de contagio, un aprendizaje heredado de la crisis sanitaria de estos últimos años.
Para prever cómo será este invierno, se podría tomar como referencia los datos del Hemisferio Sur en el que la temporada invernal (de mayo a agosto) ya ha llegado a su fin. Concretamente, las últimas cifras recogidas en Australia sobre la incidencia de fiebre, tos y ausencia laboral son significativamente más altas en 2022 que 2020 y 2021, e, incluso, ha aumentado notablemente la media respecto a los datos recogidos de 2015 a 2019.
Pero este no es el único cambio detectado en el comportamiento del virus de la gripe en la temporada 2022/23. Además de esta anticipación de temporada de gripe, todo apunta a que nos encontramos ante una enfermedad cada vez más desestacionalizada.
La investigación realizada por Johnson & Johnson Consumer Health ha detectado que la incidencia del resfriado y la gripe ha aumentado fuera de la tradicional temporada de invierno, concretamente, se han detectado un número de casos inusual en épocas del año como mayo y junio en las que normalmente la incidencia es mínima También, este mismo estudio señala que estas afecciones tienen una duración superior y una sintomatología persistente.
Esta nueva y anómala situación coincide con el comienzo de las campañas de vacunación en nuestro país, que este año prevén llegar a un 75% de los mayores de 65 años, lo que supone la inoculación (sumando todos los grupos de riesgo) de más de 1,63 millones de dosis.
La vacunación antigripal tiene como objetivo reducir la mortalidad y morbilidad asociada a la gripe y el impacto de la enfermedad en la comunidad. ¿Cómo? Protegiendo a quienes tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones y a quienes pueden transmitir la enfermedad a esta población de riesgo4. En este contexto, la de 2023 será una campaña atemporal y especial debido a la convivencia del virus de la gripe y del SARS-CoV-2 5, ya que el efecto sinérgico observado entre ambas infecciones duplica el riesgo de muerte en caso de coinfección6,7.
Desde el inicio de la pandemia se ha observado que la población está cada vez más concienciada en cuidarse frente a la gripe, los resfriados y otras enfermedades, y no solo en época invernal. De hecho, el estudio realizado por Johnson & Johnson Consumer Health permite afirmar que el 82 por ciento de los consumidores españoles están más interesados en su salud durante todo el año tras la pandemia.
Esto se detecta cuando se atiende al éxito de ventas de los test de prueba dual para detectar la COVID, gripe A y B que ya pueden ser adquiridos en farmacias. Esto es una prueba de la que la pandemia ha provocado una nueva conciencia de estas enfermedades, lo que ha llevado a una mayor atención por la salud, la prevención y la búsqueda del bienestar.
Ahora la población es más proactiva a la hora de prevenir el contagio con pequeños cambios como las mascarillas, el lavado de manos y ciertas medidas en caso de sospechar infección. Todas estas son buenas costumbres que ya se han integrado en las rutinas de la población.
Según el estudio realizado por Johnson & Johnson Consumer Health, más de la mitad de los españoles, un 55 por ciento, afirma que buscará un tratamiento para hacer frente a los distintos síntomas que presentan tanto la gripe como el resfriado común. Y es que, en un proceso gripal se manifiestan de media hasta seis síntomas (dolor, fiebre, tos, estornudos, congestión nasal y decaimiento) y esta investigación afirma que se suelen tratar solo de dos a cuatro.
Para ello, lo ideal es seleccionar el tratamiento que mejor se adapte a los síntomas que se quieren aliviar. Ya que la buena noticia es que, si no existen complicaciones, la gripe y resfriado pueden sobrellevarse fácilmente con el medicamento adecuado, cuyo objetivo debe ser paliar los síntomas mientras la enfermedad sigue su curso y las defensas del organismo eliminan los virus.
Entre los medicamentos que podemos encontrar para gripe y resfriados están los analgésicos y antipiréticos, los antitusivos, los descongestivos, los mucolíticos, los expectorantes., etc. Y se suelen tomar solos o en combinación, como es el caso de los antigripales que alivian múltiples síntomas ya que combinan diferentes principios activos:
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