La falta de adherencia al tratamiento crónico es un problema muy prevalente. Se estima que aproximadamente el 50 % de los pacientes crónicos no son adherentes al tratamiento. Intervienen varios factores. Los socioeconómicos se refieren a la falta de apoyo familiar y/o social, al coste del tratamiento o a la falta de cobertura sanitaria.
Entre los relacionados con la patología están la ausencia de síntomas o mejora de la enfermedad, que puede aumentar el riesgo de falta de adherencia. La coexistencia de otras patologías, como las enfermedades mentales, reducen de forma muy importante la tasa de adherencia.
También existen múltiples factores relacionados con el tratamiento que influyen sobre la adherencia, como la complejidad del régimen médico, la duración, la polifarmacia, los cambios, los efectos secundarios o el desconocimiento por parte del paciente del balance riesgo/beneficio de su utilización.
Otros factores que hay que tener en cuenta es la falta de recursos y sobrecarga asistencial, que impide implementar programas educativos eficaces y sistemas que evalúen la adherencia terapéutica y realicen intervenciones a este nivel.
La falta de adherencia al tratamiento con estatinas en prevención secundaria cardiovascular es un factor que asocia un incremento de mortalidad.
Una mejor adherencia no sólo se asocia a beneficios en términos de salud, sino que también se asocia a una reducción en costes sanitarios. Las combinaciones fijas de estatina y ezetimiba han demostrado un mejor cumplimiento del tratamiento.
En pacientes con enfermedad cardiovascular establecida, donde el objetivo de cLDL a alcanzar es < 55 mg/dl o reducción > 50 % cLDL basal, la prescripción precoz de estatina de alta potencia y ezetimiba se debe considerar como terapia inicial.
La falta de adherencia en los pacientes de alto o muy alto riesgo viene determinada casi siempre por el carácter poco sintomático y crónico de la enfermedad cardiovascular, los complejos esquemas terapéuticos y la falta de programas de adherencia dirigidos a los pacientes. Por eso, la proporción de pacientes con buena adherencia en prevención secundaria de la enfermedad cardiovascular es baja y con el tiempo disminuye de forma progresiva.
La adherencia a los cambios en el estilo de vida y a la medicación es fundamental para evitar la progresión de la enfermedad cardiovascular. En los sujetos con enfermedad cardiovascular establecida, que presentan un riesgo cardiovascular muy alto, las guías de práctica clínica recomiendan un tratamiento hipolipemiante intensivo con estatinas de alta potencia y, posteriormente, asociar ezetimiba para lograr la reducción ≥50 % del valor basal y un objetivo de colesterol-LDL < 1,4 mmol/l (< 55 mg/dl).
Se debe comenzar a tratar a todos los pacientes de muy alto y extremadamente alto riesgo cardiovascular con una terapia combinada de estatinas y ezetimiba como estrategia estándar inicial.
Hay que recordar que la mejor adherencia conlleva un mejor control lipídico en estos grupos, que de por sí tienen un riesgo aumentado de eventos cardiovasculares con respecto a la población en prevención primaria.
Esta mejoría en el control de las cifras de cLDL se traducirá en una menor tasa de recurrencia de eventos cardiovasculares, que es uno de los beneficios más importantes que se obtiene de las terapias combinadas de estatinas y ezetimiba.
En los pacientes adherentes y buenos cumplidores se conseguirá una gran mejora en su calidad de vida y el abaratamiento en el coste tratamiento que suponen frente a usar terapias individuales.
Para mejorar la adherencia terapéutica desde la oficina de farmacia se puede hacer un seguimiento del tratamiento con la preparación de sistemas personalizados de dosificación.
Según SEFAC, existen otra serie de medidas como las educativas, que están orientadas a que el paciente adopte de manera voluntaria una actitud más positiva y colaboradora sobre su enfermedad crónica y su tratamiento.
También están los programas de apoyo social que pueden incluir ayudas domiciliarias, y las medidas de tipo conductual, que ayudando al paciente con recordatorios.
Además, se pueden monitorizar las tomas de medicación con calendarios de cumplimiento donde se anota la toma de las dosis.
Lo que resulta fundamental es que la decisión final sobre qué estrategia seguir para mejorar la adherencia terapéutica desde las oficinas de farmacia tiene que ser individualizada, teniendo en cuenta las circunstancias de cada paciente.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Raquel Marzoa, Isaac Martínez, Marta Sagastagoitia, Ariana Varela, Sandra Rey y Patricia Pardo, de A Coruña.
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