Los principales fármacos hipolipemiantes disponibles en España son las estatinas, los inhibidores de la absorción del colesterol, los secuestradores de ácidos biliares, los inhibidores de PCSK9, los fibratos y los ácidos grasos omega 3.
Dentro de las estatinas, las más importantes en la práctica clínica son las de alta intensidad, rosuvastatina 10-20 mg/día y atorvastatina 40-80 mg/día. El único fármaco representante de los inhibidores de la absorción del colesterol es ezetimiba.
El conocimiento adecuado de las características de los diferentes fármacos hipolipemiantes, de sus indicaciones y efectos secundarios mejorará su empleo y contribuirá a la consecución de los objetivos lipídicos prefijados en el paciente.
Por eso, hay que definir cuál es la estatina que mejor se adapta a las necesidades del paciente y a su dislipemia.
Las combinaciones entre los diferentes hipolipemiantes son beneficiosas, ya que permiten una mayor reducción de los lípidos en la sangre, aunque a la hora de combinar los fármacos siempre hay tener presente el perfil clínico de cada paciente y el objetivo que se pretende alcanzar.
En las combinaciones, las estatinas deben estar siempre presente por su papel en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, y entre las distintas opciones terapéuticas para combinar se debe de considerar ezetimiba o los inhibidores de la PCSK9.
En pacientes en los que no se puede prescribir estatinas, combinando los inhibidores de la PCSK9 y ezetimiba se pueden conseguir una mayor reducción del colesterol LDL. Hay que tener en cuenta que la terapia combinada de fármacos compuestos mejora la adherencia terapéutica, sobre todo en pacientes de edad avanzada polimedicados.
Un aspecto importante que hay que tener en cuenta es que cada situación requiere un análisis para que el tratamiento sea el más adecuado. Es importante el cálculo del riesgo cardiovascular, puesto que el colesterol elevado se relaciona con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Así, hay que valorar los factores de riesgo cardiovascular que presenta el paciente, ya que a más factores de riesgo cardiovascular, mayor probabilidad de presentar eventos adversos.
También hay que ver si la indicación del tratamiento es para prevención primaria o secundaria, si hay otras enfermedades concomitantes, ya sea patología renal, cerebrovascular o arterial periférica que supondría mayor carga cardiovascular.
Una vez que se establece el objetivo terapéutico se debe elegir cuál es el tratamiento hipolipemiante que puede conseguirlo de manera efectiva, ya sea solo o combinado.
En este contexto, hay que considerar las posibles interacciones farmacológicas que pudieran derivarse si es un paciente polimedicado.
Desde el punto de vista fisiopatológico, hay que recordar que las estatinas a través de sus efectos pleiotrópicos, sobre todo a nivel del endotelio vascular y de la respuesta antiinflamatoria, modulan rápidamente los mecanismos patogénicos involucrados en las complicaciones agudas aterotrombóticas de los pacientes coronarios, además de minimizar el riesgo de desarrollar nefropatía por contraste.
El control de los factores de riesgo cardiovascular y la prevención de la enfermedad cardiovascular debe ser coordinada con la participación de todos los profesionales de la salud.
Por su accesibilidad, el farmacéutico comunitario puede desarrollar una labor decisiva a la hora de alcanzar estos propósitos. De hecho, se han publicado numerosos estudios que muestran cómo la intervención del farmacéutico en colaboración con el médico tiene un efecto favorable en el control de los factores de riesgo cardiovascular. Concretamente, las actividades asistenciales desarrolladas por el farmacéutico en estos y otros trabajos incluyeron la educación sobre el correcto uso y administración de los medicamentos.
También el farmacéutico tiene un papel destacado en la evaluación y el seguimiento, una vez el paciente había abandonado el entorno clínico.
La promoción y el refuerzo de los estilos de vida saludables y otras medidas complementarias, como la automedición domiciliaria, que contribuye a prevenir la aparición de nuevos factores de riesgo cardiovascular, a tratarlos o a controlarlos.
El farmacéutico facilita la identificación y resolución de problemas relacionados con los medicamentos (PRM), entre los que se destaca la falta de adherencia, duplicidad, interacciones.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Cardiología Daniel Prieto Mateos, Xin Li, Ángel Manuel Iniesta Manjavacas, Elsa Prieto Moriche y Laura Peña Conde, del Hospital La Paz, de Madrid, y los médicos de Familia Eduardo Romero Ortega, Silvestre Lerma Castilla y Juan Piñero Ortega, los cardiólogos Ana Troncoso Gil, Gabriel Retegui García de Paredes y Antonio Agarrado Luna, y el internista Yussef Abu El Waffa Vaca.
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