La prevalencia de la hipertensión en mujeres y hombres es muy similar, aunque hasta llegar a los 50-60 años es un poco superior en hombres y a partir de esa edad se iguala o incluso se supera en mujeres. Y es que los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la menopausia, donde empieza a haber cambios en las hormonas que las protegen mientras está en la edad fértil (los estrógenos) y, por ello, tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. En este contexto, hay que tener en cuenta que las mujeres jóvenes que toman anticonceptivos tienen más riesgo de desarrollar una patología cardiaca.
A diferencia de los hombres, un número mayor de mujeres saben su estado de presión, esto probablemente se deba a que las mujeres acuden más al medico para consultas de salud reproductiva, a que están mas familiarizadas con los servicios médicos por las consultas pediátricas de sus hijos y porque las mujeres tienen probablemente mayor nivel cultural de medicina preventiva, como reflejo de las campañas de prevención de cáncer de mama o cervicouterino, por lo que acuden voluntariamente a mayor número de revisiones medicas que incluye toma de presión arterial.
Por norma general, los hombres son peores cumplidores que las mujeres, tanto a nivel farmacológico como a nivel de recomendaciones dietéticas. Las mujeres suelen acudir casi todas a los controles rutinarios, sin embargo la asistencia de los hombres a los controles es bastante pésima.
Las complicaciones más comunes que pueden aparecer por la hipertensión son cardiopatía hipertensiva, la isquémica y el accidente cerebrovascular, debidos a la repercusión hemodinámica de la hipertensión. La cardiopatía isquémica suele ser más prevalente en el género masculino y los accidentes cerebrovasculares suelen ser más prevalentes en las mujeres.
Así, los médicos pueden contribuir al control de la HTA haciendo especial hincapié en el seguimiento del tratamiento y estimulando la vigilancia de la tensión por parte del paciente y teniendo una buena comunicación con enfermería.
En ese seguimiento también puede participar el farmacéutico, ya que por su formación, cercanía y actuación social, el farmacéutico es un eslabón clave en la detección y control de la hipertensión, como es de importancia el médico en la educación y perseverancia en el cumplimiento y la adherencia por parte del paciente.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Javier Luis Marcos Olea, Miguel Escobar Fernández, Jesús Bajo Sánchez, Teresa Bajo Franco y Pilar Escudero Labrador, del Centro de Salud José Aguado, y los médicos de familia Alberto Hernáiz Martos, Leire Pérez García, Mª Eugenia Pérez Grau, Imanol Sanz Angulo y José Luis Torres Baile, de Haro. Pedro Echave, José Ramón Fernández, Jesús Cordero y Emilio Balsategui.
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