Un estilo de vida saludable es la base de la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, estas medidas son de aplicación universal y deben recomendarse.

Las medidas no farmacológicas para el abordaje de la dislipemia se centran en las pautas dietéticas. Una alimentación adecuada es clave en el tratamiento y en la prevención de la dislipemia. Además de reducir el colesterol y los triglicéridos, la alimentación tiene otros efectos beneficiosos sobre la pared vascular.

No hay que olvidar fomentar el ejercicio físico de forma continua y regular de moderada intensidad adaptado al estado de salud y edad de cada paciente. Se recomienda durante al menos 30 min/día, incluso si no tienen sobrepeso mejora el perfil lipídico, especialmente reduce los TG y eleva el CHDL.

El objetivo es reducir el CLDL, por eso la dieta y una alimentación equilibrada pueden ayudar a reducir el riesgo cardiovascular. Se debe disminuir la ingesta calórica y aumentar el gasto energético en aquellas personas con exceso de peso o adiposidad abdominal.

Recomendaciones

En el abordaje del riesgo cardiovascular se recomienda una dieta mediterránea, ya que tiene un efecto hipocolesterolémico. Se prioriza la ingesta de vegetales, frutas, legumbres, nueces, granos enteros (no procesados), fibra vegetal, proteínas magras vegetales o animales (de preferencia pescado).

Hay que desterrar las dietas con alto contenido de hidratos de carbono, como así también las de bajo contenido de carbohidratos, las grasas trans y saturadas.

También hay que reducir la ingesta de sodio, carnes rojas y carnes rojas procesadas, bebidas azucaradas y comidas precocinadas.

Una alimentación equilibrada ofrece, independientemente de su efecto sobre la mortalidad cardiovascular, numerosas ventajas adicionales, como es el mantenimiento del normopeso y la disminución de la prevalencia de otras patologías crónicas.

Ejercicio físico

El ejercicio físico potencia el efecto de la dieta, al mejorar su efecto hipocolesterolemiante. Además, en los pacientes que han padecido un infarto agudo de miocardio, también consigue disminuir la morbimortalidad coronaria.

La actividad física es el medio más coste-efectivo para la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. Los médicos de AP deben prescribir el tratamiento del sedentarismo por medio del ejercicio físico, con la dosis, la intensidad, la frecuencia, la forma y la duración apropiada para cada caso en particular.

Se debe incidir en el ejercicio de igual manera se indica cualquier tratamiento farmacológico; buscando un beneficio integral para los pacientes.

Factores de riesgo

El cLDL no es simplemente un factor de riesgo cardiovascular, sino que también es un agente causal de enfermedad aterosclerótica.

Hay muchos factores que contribuyen a la aterogenicidad del colesterol, como son el nivel de colesterol, el tiempo de aparición y duración de la exposición a cantidades elevadas, los factores genéticos y la interacción entre estos factores.

Una reducción temprana del colesterol supondrá un pronóstico más favorable a largo plazo. Dicho objetivo se puede conseguir con el uso de nutracéuticos como parte de las intervenciones en el estilo de vida.

Nutracéuticos

La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha publicado un documento de consenso donde determinan las recomendaciones para mejorar el control lipídico en pacientes en prevención primaria para el abordaje, según el tratamiento hipolipemiante, según el riesgo cardiovascular del paciente. Destaca la levadura de arroz (monakolina K) como uno de los nutracéuticos que ha demostrado reducir el cLDL.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Fuad Bitar Mamich, Francisco Moreno Torre, David Fernández Olarte, Flavia María Ortega Taquichin y Edwin Ventura López, de Sevilla, y los cardiólogos Marcos García Aguado, Javier Ortega Marcos, Ana María Vaquero Martínez, Ángel Solloso Martínez y el endocrinólogo Miguel Ángel Brito Sanfiel, de Talavera.