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Las intervenciones en el estilo de vida son claves en el tratamiento de la dislipemia

La patología cardiovascular continúa siendo la primera causa de muerte en los países occidentales. Por eso, las intervenciones en los estilos de vida son la pieza fundamental del tratamiento de la dislipemia.

Hay que incidir en el ejercicio físico regular, diario y aeróbico. Es necesario que se lleve a cabo de una forma regular y evitar el sedentarismo.

En cuanto a la alimentación, la dieta mediterránea es la ideal, con abundancia en verduras y legumbres, que ayuda a combatir la elevación del colesterol.

Dietas libres de grasas, fritos, procesados son otra de las medidas iniciales a realizar en los pacientes con dislipemia.

Para detectar la dislipemia se deben realizar analíticas rutinarias y hacer un seguimiento estricto de los pacientes que ya están tratados.

Pauta farmacológica

En cuanto al tratamiento farmacológico, las estatinas siguen siendo la piedra angular del tratamiento. Su pauta debe establecerse de forma individual, valorando su combinación con ezetimiba.

Las estatinas son uno de los grupos farmacológicos que más han cambiado el pronóstico en la patología cardiovascular. Su efecto sobre la HMGCOA-reductasa reduce los niveles de colesterol LDL, lo cual se traduce en una disminución del riesgo de eventos cardiovasculares.

Hay que recordar que la combinación de estatina y ezetimiba reduce los niveles de colesterol LDL y, por consiguiente, los eventos cardiovasculares a largo plazo.

Prevención

En este sentido, hay que ser más rigurosos a la hora de recomendar los cribados poblacionales de dislipemia, en pacientes sanos, en pacientes con otros factores de riesgo cardiovascular y en pacientes con tratamiento, tanto en prevención primaria como en prevención secundaria.

En el tratamiento de la prevención secundaria de dislipemia es importante que el paciente siga una modificación de las medidas higiénico dietéticas junto con estatinas potentes, administradas en monoterapia o en combinación con ezetimiba.

Seguimiento

Además, hay que establecer un seguimiento y monitorización del LDL para intentar conseguir un objetivo LDL por debajo de 70. Las analíticas cada seis meses facilitan conocer la evolución de estos pacientes.

Es fundamental implementar las modificaciones en el estilo de vida a la vez que se instaura el tratamiento farmacológico intensivo.

El control de todos los factores de riesgo cardiovascular es fundamental en la consulta de Atención Primaria para conseguir una prevención primaria y secundaria adecuada.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Ángel Hurtado de Mendoza Medina, Alfonso Pumar López, Manuel F. Gonzales Vargas Machuca, Ignacio Sainz Hidalgo, José Nieto Hortal y Julio Márquez Cera, de Sevilla.

Ester Crespo

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