Las infecciones bacterianas crónicas son difíciles de controlar con antibióticos. Según un reciente estudio publicado en The ISME Journal1, la causa podría estar en que, pese a que normalmente se asocian a un único patógeno, la infección suele ser colonizada por una serie de microbios que no se tienen en cuenta al tratar la infección, pero que afectan al tratamiento.
Según las conclusiones de este trabajo, las infecciones respiratorias suelen persistir a pesar del tratamiento, lo que pone de manifiesto la necesidad de considerar cómo las especies que cohabitan pueden alterar la respuesta de un patógeno principal a una intervención terapéutica previamente validada.
Según el estudio, “la exposición a concentraciones más bajas, pero aún letales, para las cepas progenitoras del agente antimicrobiano produjo una mayor frecuencia de resistencias aisladas, lo que sugiere que el mantenimiento de altas dosis de antibióticos podría tener efectos beneficiosos en la supresión de la infección”1.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge desarrolló un modelo de flujo continuo de un esputo artificial, que permitía mantener los patógenos utilizados en un estado muy estable.
En este estudio incluyeron en la población polimicrobiana: Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus, y el hongo Candida albicans; patógenos claves asociados a la fibrosis quística.
A partir de ahí, la infección se trató con colistina, un antibiótico muy eficaz contra la Pseudomonas aeruginosa. Sin embargo, este antibiótico no funcionó cuando se utilizó en la población antimicrobiana establecida. Lo mismo ocurrió cuando la infección se trató con ácido fusídico, un antibiótico que se dirige específicamente a Staphylococcus aureus, y asimismo con fluconazol, que se utiliza para combatir la Candida albicans.
La explicación a este comportamiento se encontró al observar que la Pseudomonas cultivada en el laboratorio empezó a desarrollar resistencia al antibiótico de manera más habitual cuando estaba en presencia de los otros patógenos que cuando se encontraba sola.
A partir de ahí, los resultados del estudio demostraron que fueron necesarias dosis significativamente más altas de cada fármaco para terminar con los tres microorganismos que formaban parte de la infección, en comparación con las empleadas frente a cada patógeno de forma individual. Por lo tanto, los fármacos específicos fueron menos efectivos contra su objetivo al estar los tres microorganismos juntos.
Hasta ahora, las pruebas específicas de los fármacos se han realizado frente al patógeno para el que han sido diseñados, con el fin de determinar la dosis efectiva más baja frente a ese patógeno sin tener en cuenta la presencia de otros. Con el nuevo modelo de evaluación utilizado en este estudio se podrá probar la eficacia de los nuevos antimicrobianos frente a una mezcla de microorganismos que conviven juntos.
Referencia:
1 Thomas James O’Brien, Wendy Figueroa, Martin Welch. Disminución de la eficacia de los agentes antimicrobianos en un entorno polimicrobiano . Revista ISME , 2022; DOI: 10.1038/s41396-022-01218-7.
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