La pandemia ha incrementado las enfermedades mentales graves como las psicosis en un 7 por ciento, el uso de tranquilizantes un 6 por ciento y se dispara el consumo de antidepresivos un 10 por ciento. Además se detecta el abandono de tratamientos para la deshabituación tabáquica, a pesar de haberse financiado algunos de sus medicamentos en la pandemia. Son datos del Observatorio del Medicamento correspondiente al mes de julio de este año.
Es un grupo afortunadamente que no presenta crecimientos y los 9,3 millones de unidades consumidos equivalen a 797.417 pacientes mensuales en tratamiento. Solo un análisis más fino podría indicar si hay alguna desviación respecto a alguna molécula considerada como más peligrosa como el Fentanilo.
El crecimiento de este grupo en un +7 por ciento indica que ha habido un incremento de enfermedades mentales consideradas más graves como las psicosis tipo esquizofrenia. Estos medicamentos no son adictivos, incluso producen rechazo y falta de adherencia en los pacientes. Mensualmente se consumen 1,37 millones de unidades, por lo que podría deducirse que un 2,8 por ciento de la población española está siendo tratado de enfermedades mentales graves.
El crecimiento de este grupo indica un amento de pacientes con trastornos del sueño +5 por ciento, en general son adictivos. En muchos casos se administran junto a Antipsicóticos y Tranquilizantes. Unos 1,9 millones de pacientes toman hipnóticos.
Son medicamentos adictivos –generalmente del grupo de las benzodiacepinas y su crecimiento es importantes +6 por ciento. Unos 5,1 millones de tratamientos mensuales que como venimos indicando pueden administrarse junto a antipsicóticos y antidepresivos.
Tienen un crecimiento destacado +10 por ciento en la pandemia. Aunque sirven fundamentalmente para el tratamiento de la depresión, se utilizan en muchos casos de forma conjunta con antipsicóticos y tranquilizantes. Se producen 4,2 millones de tratamientos mensuales de antidepresivos. Por regla general estos productos tampoco son adictivos.
Ha caído su consumo un -44 por ciento a pesar de haberse financiado algunos productos. Se ha producido claramente un desinterés por el abandono de tabaquismo durante la pandemia.
Aumenta el consumo de aversivos del alcohol un 7 por ciento y disminuye el tratamiento de opiáceos -12 por ciento.
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