Un antiguo antibiótico olvidado hace 80 años podría proporcionar una protección muy necesaria contra las infecciones bacterianas multirresistentes. El hallazgo, publicado en la revista de acceso abierto ‘PLOS Biology’, puede ofrecer una nueva forma de combatir infecciones difíciles de tratar y potencialmente letales.
La nourseotricina es un producto natural fabricado por un hongo del suelo que contiene múltiples formas de una molécula compleja llamada estreptotricina. Su descubrimiento en la década de 1940 generó grandes esperanzas como potente agente contra las bacterias Gram negativas, que, debido a su gruesa capa protectora externa, son especialmente difíciles de eliminar con otros antibióticos.
Pero la nourseotricina resultó tóxica para los riñones y se abandonó su desarrollo. No obstante, el aumento de las infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos ha impulsado la búsqueda de nuevos antibióticos, lo que ha llevado a James Kirby, de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos), y sus colegas a estudiar de nuevo la nourseotricina.
Los primeros estudios sobre la nourseotricina adolecían de una purificación incompleta de las estreptotricinas. Trabajos más recientes han demostrado que las múltiples formas tienen diferentes toxicidades, siendo una de ellas, la estreptotricina-F, significativamente menos tóxica, aunque sigue siendo muy activa contra los patógenos multirresistentes actuales.
En este trabajo, los autores caracterizaron la acción antibacteriana, la toxicidad renal y el mecanismo de acción de formas altamente purificadas de dos estreptotricinas diferentes, la D y la F. La forma D era más potente que la F contra Enterobacterales resistentes a los fármacos y otras especies bacterianas, pero causaba toxicidad renal a dosis más bajas. Ambas eran muy selectivas para las bacterias Gram negativas.
Mediante criomicroscopía electrónica, los autores demostraron que la estreptotricina-F se unía extensamente a una subunidad del ribosoma bacteriano, lo que explicaba los errores de traducción que estos antibióticos inducen en sus bacterias diana. Curiosamente, la interacción de unión es distinta de la de otros inhibidores conocidos de la traducción, lo que sugiere que puede resultar útil cuando esos agentes no son eficaces.
“Basándonos en una actividad única y prometedora –apunta Kirby–, creemos que el armazón de estreptotricina merece una exploración preclínica más profunda como posible terapia para el tratamiento de patógenos Gram negativos multirresistentes“.
“Aislada en 1942, la estreptotricina fue el primer antibiótico descubierto con potente actividad gramnegativa –prosigue–. Hemos descubierto que no sólo tiene una actividad potente, sino que es muy activa frente a los patógenos multirresistentes contemporáneos más resistentes y que actúa mediante un mecanismo único de inhibición de la síntesis proteica“.
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