El sobrepeso en la vida, no solo la infancia, aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes

La asociación entre la obesidad infantil y el aumento del riesgo de enfermedad de las arterias coronarias y la diabetes de tipo 2 se debe a que el individuo sigue teniendo sobrepeso en la edad adulta, según un nuevo estudio de la Universidad de Bristol. La investigación, publicada en ‘The BMJ’, investigó cómo la influencia genética del sobrepeso en 453.169 personas en diferentes etapas de la vida contribuyó a su riesgo de enfermedad.

Se sabe que la obesidad en la infancia tiene un impacto perjudicial en diversas condiciones de salud y riesgo de enfermedad en la edad adulta, incluida la enfermedad coronaria, la diabetes tipo 2 y el cáncer. Sin embargo, no está claro si el sobrepeso en la infancia influye directamente en el riesgo de estas enfermedades o si se pueden revertir a través de cambios en el estilo de vida, especialmente porque aquellos que son obesos en la vida temprana tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta.

Los investigadores de la Facultad de Medicina de Bristol trataron de estudiar esto mediante el uso de una técnica analítica de causa y efecto única llamada aleatorización mendeliana, que permite a los científicos separar la influencia genética de los factores de riesgo, como el sobrepeso, ya sea como niño o como adulto, en riesgo de enfermedad, como enfermedad de la arteria coronaria, diabetes tipo 2, cáncer de mama y próstata.

La técnica se aplicó utilizando datos genéticos humanos de 453.169 individuos del estudio Biobank del Reino Unido y cuatro estudios de asociación a gran escala del genoma utilizando medidas de IMC en la edad adulta (edad promedio 57) y el tamaño corporal percibido autoinformado a los 10 años.

Los investigadores encontraron evidencia de que la obesidad infantil está asociada con un mayor riesgo de enfermedad coronaria y diabetes tipo 2 debido a un efecto persistente a largo plazo de la obesidad durante muchos años.

Esto indica que dentro de una población, las personas que tienen sobrepeso cuando son niños tienen más probabilidades de correr el riesgo de estas enfermedades, ya que tienden a seguir teniendo sobrepeso en la edad adulta. Sin embargo, de manera alentadora, esto sugiere que bajar de peso en la edad adulta podría reducir los efectos adversos a largo plazo de la obesidad infantil.

En contraste, sus hallazgos también proporcionaron evidencia de que tener un tamaño corporal más pequeño durante la infancia podría aumentar el riesgo de cáncer de seno independientemente del tamaño corporal en la edad adulta, y el momento de la pubertad también es importante, un hallazgo que necesita más investigación para comprender sus implicaciones.

Si bien no se encontraron pruebas sólidas de un efecto causal de las medidas de vida temprana o posterior en el cáncer de próstata, esta enfermedad debe revisarse una vez que se disponga de datos sobre un mayor número de casos.

El doctor Tom Richardson, miembro de UKRI Innovation Research Fellow en Epidemiología Genética en la Unidad de Epidemiología Integral MRC de la Facultad de Medicina de Bristol, explica: “Nuestros hallazgos para la enfermedad coronaria y la diabetes de tipo 2 sugieren que, si los cambios en los primeros años de vida previstos genéticamente equivalen a un cambio de peso a través de la dieta y el ejercicio, entonces existe una ventana de oportunidad entre la infancia y la edad adulta para mitigar el efecto de la obesidad infantil en el riesgo de enfermedad”.

A su juicio, sus hallazgos sobre el cáncer de mama “plantean preguntas sobre el papel que el momento de la pubertad tiene en el riesgo de enfermedad en la edad adulta y se requiere una mayor investigación para desarrollar las estrategias preventivas más eficaces relacionadas con él”.

Los autores señalan algunas de las limitaciones del estudio, como confiar en el tamaño corporal los primeros años de vida autoinformado por los participantes, que puede haber afectado la precisión de sus estimaciones.

“Es notable que pudiéramos utilizar los datos de la genética humana para separar cómo el tamaño del cuerpo en diferentes etapas de la vida contribuye al riesgo de enfermedad”, destaca el doctor Richardson.

“Los estudios futuros analizarán el papel que desempeña la obesidad temprana en otros tipos de enfermedades, como además de investigar los mecanismos biológicos puede ayudarnos a comprender mejor estos hallazgos, lo que incluye el uso de datos sobre rasgos moleculares, como los metabolitos circulantes y las hormonas sexuales, para evaluar si están involucrados como mediadores entre la obesidad infantil y las enfermedades de la vida posterior –continúa–. Esperamos desarrollar una mayor comprensión de los biomarcadores más importantes que nos permitirán prevenir, e incluso potencialmente tratar, la enfermedad”.

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