En líneas generales, la jubilación debe influir positivamente en el cumplimiento terapéutico, ya que en la mayoría de ocasiones estos pacientes se pueden beneficiar al tener más tiempo para realizar actividad física y unos mejores horarios para la alimentación y la toma de medicamentos. No obstante, puede resultar difícil analizar objetivamente esta mejora del cumplimiento, porque en muchas ocasiones, sobre todo en diabético tipo 2, la enfermedad ya lleva varios años de evolución, con lo que la reserva pancreática puede haber disminuido y los parámetros de control pueden resultar negativos. Hay que recordar que el 44 por ciento de los diabéticos tienen más de 65 años. Es en este grupo de edad, es una de las enfermedades más frecuentes después de la artrosis, las cataratas y las enfermedades cardiovasculares.
Al llegar la jubilación se dispone de más tiempo para realizar actividad física, por tanto una buena medida es recomendar los itinerarios saludables de cada población para poder desarrollar ejercicio aeróbico simple. Otra medida es implementar charlas de educación diabetológica en todos los centros de jubilados al menos una vez al año, para reforzar los estilos de vida saludables, tan importantes para la diabetes como para otros factores de riesgo cardiovascular.
Hay que tener en cuenta que el grupo de población diabética jubilada tiene características especiales a tener en cuenta, ya que son pacientes de edad avanzada con una progresión de su enfermedad de años de evolución, con aparición en muchos casos de las complicaciones propias de la enfermedad. Dado que la enfermedad diabética en su inicio es silenciosa en cuanto manifestaciones clínicas, en edad avanzada ya no lo es. Esto puede condicionar que los pacientes tomen más conciencia de la necesidad de un control más estricto de su enfermedad lo que condicionaría un cumplimiento terapéutico mayor. Por otra parte, se ha tener en cuenta el estado de salud de los pacientes en cuanto a comorbilidades presentes que pueden influir en el cumplimiento, la polimedicación, el posible deterioro cognitivo y también aspectos económicos del copago farmacéutico. Así, los profesionales de la salud tienen un papel importante en la explicación de la enfermedad diabética para que el paciente sea consciente de la necesidad del cumplimiento terapéutico para un buen control de la misma.
El incumplimiento terapéutico en diabéticos de edad avanzada y otras enfermedades crónicas se ha estimado entre un 42 y 50 por ciento. Los factores que pueden propiciar un problema de adherencia son los relacionados con el paciente, como la edad, recursos económicos, el nivel cultural del paciente y su entorno; los dependientes del fármaco, efectos adversos, farmacodinámica y farmacocinética del principio activo, complejidad de régimen terapéutico que aumenta la posibilidad de error y el coste del fármaco; los de de la enfermedad y los relacionados con el profesional sanitario y el sistema de salud, la falta de tiempo, dificultades de comunicación entre médico y paciente.
Así, la primera medida para disminuir este incumplimiento es mejorar en lo posible la comunicación médico paciente, creando un clima de confianza, dedicándole el tiempo necesario, interesándose por el seguimiento terapéutico y monitorizando la respuesta con algún test de cumplimiento terapéutico, como el de Vlorinsky-Green. También es recomendable la simplificación del régimen terapéutico todo lo que sea posible. Y la participación de distintos profesionales en la detección del incumplimiento terapéutico: médicos, enfermería, psicólogos, asistentes sociales y farmacéuticos.
En este contexto, hay que tener en cuenta que existen aplicaciones móviles que permiten lanzar recordatorios en forma de alarma para recordar la toma de medicamentos. Otra opción que podría implementarse es el recuento de blísters de medicación, sistema que ya se ha evaluado con buenos resultados en el control de la hipertensión. Una buena información sobre las pautas dietéticas en cuanto a los autocontroles de las glucemias capilares, cuidados del pie diabético y establecer unas pautas de ejercicio y alimentación adecuadas a la edad y a las capacidades de cada paciente también es muy importante para garantizar el cumplimiento terapéutico.
No hay que olvidar que la jubilación constituye un importante punto de inflexión en diferentes aspectos de la vida, como una disminución de ingresos, aumento de incidencia de trastornos adaptativos y otros condicionantes sociales. La falta de recursos económicos favorece a una mala adherencia, que junto con la depresión o la toma de varios medicamentos en diferente franja horaria hace que el paciente se olvide de tomar toda su medicación. Si el paciente no está motivado o presenta algún rasgo depresivo es mucho más difícil que cumpla el tratamiento.
Otros factores podrían ser aquellos que siendo fisiológicamente propios de la edad avanzada, como son las cataratas o la presbiacusia puedan llevar a un incumplimiento terapéutico. Así, podrían darse casos en los que el paciente no lea bien las instrucciones dadas por el médico o no las escuche o las entienda. Los equipos de Atención Primaria deben tener un papel importante para mejorar el cumplimiento terapéutico, donde la relación médico-paciente es la base para alcanzar los objetivos propuestos.
Por eso, el farmacéutico puede desempeñar un papel muy valioso en el control de la adherencia, ya que puede complementar y/o reforzar la información que le proporciona el médico, ayudar al paciente a programar las próximas dispensaciones, evitar los cambios continuados en los formatos de las cajas y/o galénica, sobretodo en el paciente jubilado, ya que puede llevar a errores de compresión, asegurarse que el paciente lo ha entendido. También pueden trabajar en programas de formación continuada para la atención de los usuarios y en el control y seguimiento de la medicación de los pacientes.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Tomás Alonso Sancho, Mª Pilar Biendicho Palou y Jaime Cortés Genesca, del CAP Balaguer; Francisco Sesma Aisa, Vicente Mira||les Belda y Fidel Riba Barres, del CAP San Rafael, en Barcelona, y Jordi Pérez Galindo, Juan Prat Grau y Eugenio Jimeno Saenz, de Tordera.
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