El Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria (Foro AF-FC) ha presentado hoy el documento de Competencias profesionales para la prestación de Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales en la Farmacia Comunitaria, donde se recogen las 31 competencias que el farmacéutico debe tener para ofrecer la correcta prestación que el paciente demanda y que aportarían eficacia y eficiencia al sistema sanitario. Entre las más novedosas está la vacunación, aunque ha diferencia del resto de los países de nuestro entorno, en España no está implantada en las farmacias comunitarias.
Tal y como ha indicado Cristina Tiemblo, contadora del Comité Directivo del Consejo General de Farmacéuticos, el trabajo ha sido arduo pero muy satisfactorio. Además de las competencias académicas, se recogen las que se van adquiriendo en el ejercicio de la profesión, las competencias profesionales. “Aunque las que se adquieren en el grado bastarían para ejercer la profesión en sus diferentes modalidades, la realidad es que todos los cambios sociales y los continuos avances científicos en farmacoterapia y en atención sociosanitaria, y su aplicación hacen que tengamos que actualizar las competencias de los farmacéuticos e incorporar nuevas, no solo asistenciales, sino también relacionadas con la logística del medicamento, la docencia y la investigación”.
Con la reorientación de la función del farmacéutico comunitario desde una práctica profesional, la asistencia, que estaba más centrada en el medicamento, se centra ahora más en el paciente y en sus necesidades. Esto ha propiciado la prestación de una serie de actividades que conlleva la adquisición de competencias para poder ejercer la profesión en el ámbito de la farmacia comunitaria a estas actividades.
En la presentación, Fernando Martínez, del Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada, se ha encargado de desgranar como se ha llevado a cabo el trabajo. “El formato y la forma de expresar dichas competencias se ajustan a la taxonomía Bloom, que permite jerarquizar y asignar los verbos empleados al ámbito cognitivo, psicomotriz y subjetivo”.
Hemos procurado mantener una estructura en cada una de las competencias al utilizar los verbos de acuerdo con una taxonomía rigurosa, científica y contrastada para ser capaces de poder jerarquizalas, teniendo en cuenta la complejidad de cada una de estas competencias.
Por su parte, Conxita Mestres, de Conferencia Nacional de Decanos de Farmacia, ha abordado el aspecto práctico; es decir, cómo se puede aplicar este manual en la universidad. “El Grado en Farmacia habilita a los farmacéuticos en las diferentes salidas profesionales, que incluye la oficina de farmacia como una de las más importantes, pero también está la industria farmacéutica y la salud pública, con la especialidad de farmacia hospitalaria”.
Por eso, es importante tener una guía de estas competencias actualizada para formar a los futuros profesionales en la universidad. “Tenemos claro que las necesidades de la profesión y de los profesionales van cambiando; la profesión evoluciona, pero los planes de estudio, a veces, no son tan fáciles de cambiar a la misma velocidad que cambia la profesión, porque hay una serie de requisitos legales”, ha indicado.
En este sentido, Mestres ha destacado que las universidades deben disponer de un documento de referencia realizado por instituciones que representan a la profesión. “Las facultades dotan al farmacéutico de una serie de competencias, las académicas, que deben ser completadas por las profesionales para su aplicación en la práctica diaria”, ha concluido la experta, quien ha añadido que “no nos cabe duda que este documento facilitará la docencia”.
El presidente de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), Vicente Baixauli, ha sido el encargado de detallar las competencias del documento, que se dividen en cuatro grupos: de colaboración, analíticas, de gestión y ejecutivas.
Ha insistido en la necesidad de que los profesionales las conozcan y las puedan aplicar. En este entorno cambiante que se ha vivido a raíz de la pandemia, se ha podido constatar que el farmacéutico tiene capacidad para hacer cosas nuevas. En este contexto, se sitúa la recertificación para reforzar y mantener competencias. El documento ayuda a orientar cuál es la formación de los profesionales estableciendo un mapa de competencias.
La investigación también es una competencia importante del farmacéutico y prueba de ello es que también se ha recogido en este documento. Ana Dago, presidenta de la Fundación Pharmaceutical Care, ha indicado que “el farmacéutico comunitario tiene un enorme potencial investigador por la facilidad de acceso al paciente ambulatorio, la adecuada formación en este ámbito y como parte del equipo multidisciplinar. Aporta un valor claro a una parte de la investigación y contribuye darle continuidad a través de todos los niveles asistenciales”.
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