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El cuidado de la piel masculina

¿Qué buscan los hombres en los cosméticos?

Preocupados por su apariencia, se han convertido en los consumidores de cosmética más codiciados del mercado. El hombre expresa sus emociones sin temor y el mercado ha tomado nota del cambio, ofreciendo productos alineados con los intereses, gustos y expectativas de un nuevo perfil más receptivo, sin prejuicios.

Han quedado atrás las épocas del hombre con rostro curtido y surcado de arrugas. Ellos también quieren lucir una piel joven, luminosa y tersa sin perder por eso un ápice de masculinidad.

La clave de esta gigantesca evolución en las últimas décadas es que las fórmulas que están al alcance masculino ofrecen lo que los consumidores reclaman. Hace apenas 20 años, los únicos aliados del cuidado personal masculino eran el jabón y la loción para después del afeitado. En la década de los noventa apenas un 4% reconocía utilizar un producto de cuidado facial.

Hoy podemos decir que uno de cada dos hombres, además de usarlos, los elije y los compra. Han pasado de preocuparse no solo por el aseo sino por el cuidado de la piel y donde los cosméticos masculinos se centraban en tres ideas (afeitado, hidratación y antiarrugas) hoy tenemos un abanico que abarca un gran número de tratamientos (desde exfoliantes y mascarillas hasta reductores y anticelulíticos).

Cada vez son más los que acuden a especialistas en busca de información científica acerca de cuidados y productos específicos para esa piel tan especial: la piel del hombre.

Hay ciertas diferencias fisiológicas en la piel del hombre y en sus hábitos, y esto hace que sus necesidades y sus problemas sean diferentes y, por tanto, sus exigencias cosméticas también.

La piel masculina contiene más colágeno y elastina que la piel femenina. El estrato córneo es más grueso y la textura de su piel, rugosa. Al ser más gruesa es más resistente, más firme y tiene mayor tonicidad, por lo que mantiene su aspecto juvenil más tiempo. Por esta razón, las arrugas aparecen más tarde, pero lo hacen con brusquedad y son más profundas y acentuadas que las de la piel femenina, que se han ido produciendo paulatinamente a lo largo del tiempo.

Su piel tiene mayor densidad de glándulas sebáceas, por lo que su película hidrolipídica es más grasa y, por tanto, más protectora frente a la deshidratación. En cambio, en las mujeres la cantidad de andrógenos responsables de la actividad sebácea disminuye con la menopausia, provocando la típica sequedad cutánea en la piel femenina. En ellos, el aspecto es más graso y brillante y son más frecuentes los problemas cutáneos derivados de la obstrucción de los folículos (foliculitis). Tienen mayor tendencia a estados acnéicos y seborréicos y estos son más severos y duraderos. Tienen también propensión a los poros abiertos.

Otra característica de la piel masculina es la presencia de un sistema piloso muy desarrollado. La barba y su afeitado diario representa una agresión importante para la piel porque causa micro lesiones, produce sensibilizaciones, enrojecimientos, irritaciones, aspereza y deshidratación.

El afeitado es la excusa perfecta para concienciar que la piel masculina debe ser cuidada.

¿Qué necesita un hombre para cuidar su piel?

En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que el hombre pasa una media de dos meses a lo largo de su vida afeitándose. El afeitado diario es una necesidad que actúa eliminando las células muertas, y los productos para el afeitado tienen que estar bien formulados, asegurando al máximo la salud de la piel y la hidratación del vello con humectantes e hidratantes para facilitar el afeitado. Los cuidados preafeitado, durante el afeitado (mecánico y eléctrico) y post afeitado son fundamentales para limitar las irritaciones, tiranteces y heridas, que son puerta de entrada a microorganismos y fuente de muchas preocupaciones.

Con los cosméticos que preparan para el afeitado se aumenta el grado de hidratación de la queratina del pelo, lo que disminuye la resistencia al corte e hidrata la capa córnea. Tienen un gran poder hidratante y humectante y son emulsiones poco grasas, cremigeles o geles hidroalcohólicos que incorporan activos hidratantes como urea, PCA sódico, ácidos lácticos, glicólico, málico, tartárico, cítrico, lactobiónico, salicílico, polioles, glicerina, sorbitol, propilenglicol, manitol, suavizantes/protectores (polímeros celulósicos, goma guar, polivinil pirrolidona, carbómeros, hidrocarburos, siliconas, triglicéridos, ésteres emolientes…), antisépticos (triclosán, ácido salicílico…).

Durante el afeitado se emplean humectantes, agentes que modifican el pH para mejorar la resistencia mecánica, lubricantes para facilitar el afeitado y agentes tensioactivos para retirar la secreción sebácea, incluidos en jabones de afeitar, cremas de afeitar espumantes, espumas en aerosol, geles de afeitar auto espumantes y productos no espumantes como cremas de afeitar sin brocha.

Los after shave suavizan, hidratan, regeneran y protegen aportando actividad antienvejecimiento, antiarrugas, anti flacidez, controlan los brillos producidos por la secreción sebácea, debilitan el vello, ralentizan su crecimiento y prolongan el tiempo entre afeitados en forma de lociones hidroalcohólicas, bálsamos, geles, cremigeles, emulsiones fluidas, cremas y sérums.

Hay que dar respuesta a sus necesidades específicas

La piel del hombre es aproximadamente un 25% más gruesa que la de la mujer, siendo, por tanto, más frágil, mas áspera y rugosa. Al ser más firme, los signos de envejecimiento aparecen más tardíos, pero lo hacen más bruscamente y su piel, más grasa por su carga de andrógenos, justifica tratamientos diferentes. Además, la sequedad adquirida por el modo de vida (estrés, contaminación, el clima, el sol…) condiciona la elección de los productos.

Como en la mujer, los factores que afectan a la salud de la piel masculina son la edad, cansancio y estrés, contaminación, dieta desequilibrada, diferentes problemas de salud, ausencia de ejercicio físico, tabaco y consumo de alcohol.

Los hombres buscan una piel saludable y libre de signos de fatiga y, para esto último, el primer paso es la limpieza, en la que podemos encontrar activos con actividad estimulante (ginseng y guaraná), oligoelementos con actividad anti radicales libres y vitaminas.

En el hombre, los poros de las glándulas sebáceas se observan más dilatados, lo que facilita la formación de comedones. La higiene tiene que ser purificante con activos antisépticos (árbol del té, menta, romero, tomillo, hierbabuena…) y seborreguladores (derivados del azufre).

El uso de exfoliantes físicos disminuye el grosor de la capa córnea y retira la suciedad que obstruye la entrada de los poros del folículo pilosebáceo, pues se formulan como productos suaves y con un pH adecuado.

El cabello puede sufrir una pérdida prematura debido a la alopecia andrógina. La secreción ecrina de las glándulas sudoríparas es mayor y más ácida, por ello la piel del hombre precisa de mayor hidratación que la de la mujer. Además, la grasa natural de su cutis exige en el momento de la higiene afinar la epidermis, a través de la aplicación de cremas, exfoliaciones o peelings.

El hombre está aprendiendo a cuidarse y demanda productos específicos

Los principios activos más utilizados en sus cuidados son el ácido hialurónico, los alfahidroxiácidos, el DMAE o deanol (dietilaminoetanol), los antioxidantes procedentes de la uva (resveratrol y proantocianidinas oligoméricas), las vitaminas A, E y C (en su forma estabilizada), productos de origen marino, aceites esenciales (azahar, enebro y naranja), extractos de plantas ricas en flavonoides (ginkgo biloba, té verde, castaño de indias, mimosa tenuiflora, etc.), oligoelementos con actividad antioxidante (cinc, cobre, manganeso…), enzimas y coenzimas con actividad anti radicales libres (superóxido dismutasa y ubiquinona o coenzima Q).

La zona ocular es la más frágil y sensible de la cara. Las fibras elásticas y colágenas de la dermis son menos densas, por lo que se relajan más deprisa y las arrugas aparecen pronto. La circulación sanguínea y linfática es más lenta y se acumula líquido en los espacios extracelulares, produciéndose así bolsas por acumulación de líquidos y ojeras por extravasación de pigmentos de la sangre.

Los activos más empleados son ricos en flavonoides con beneficios en la microcirculación venosa y en la tonicidad de las paredes. Entre los flavonoides más usados destacan los flavonoles (quercetina y rutina), las flavononas (naringina, hesperidina y eriocitrina, conocidos como citroflavonoides) y los del grupo de la flavona (silimarinas).
El excipiente ideal es el gel o el cremigel, ya que por sus cualidades mecánicas crea un film en la superficie que estira y disimula la arruga.

El hombre prefiere pocos productos, pero multifuncionales, y todavía no está dispuesto a utilizar muchos productos cosméticos al mismo tiempo. Son más pragmáticos en sus cuidados diarios y, para ellos, es imprescindible que sus productos cosméticos sean rápidos en su absorción, invisibles y sencillos. La comodidad en el uso es esencial, puesto que la mayoría no destina mucho tiempo a su ritual de belleza. Quieren eficacia, tolerancia y seguridad. Productos funcionales, de efectos visibles inmediatos y de consistencia ligera, que aporten frescura.

Prefiere tratamientos cómodos, de aplicación rápida, y texturas fluidas, ligeras, de fácil aplicación, que no dejen rastros grasos y con fragancias discretas. Buscan envases prácticos, con fácil dosificación y ergonómicos, de uso sencillo y que señalen claramente su indicación principal.

La aparición de los distintos signos permiten una clasificación del envejecimiento masculino: arrugas peri palpebrales, patas de gallo, arrugas de la frente, hundimiento de los surcos nasogeniano, flaccidez del mentón y bolsas en los párpados inferiores.

Surge una cosmética masculina con características propias y diferenciadoras que da respuesta a sus máximas preocupaciones: facilitar el afeitado, tratar arrugas en el rostro, flacidez en el abdomen, hidratación de la piel, impurezas en el rostro, bolsas y ojeras, caída del cabello, depósitos de grasa localizada, evitar el mal olor corporal y el exceso de sudoración, proporcionar confort dérmico, corregir sequedad o exceso de secreción sebácea…

Cada edad tiene sus prioridades y requiere cuidados faciales diferentes

Entre los 20 y 35 años el principal problema es una piel grasa y deshidratada. Los cuidados girarán en torno a la limpieza, al cuidado de la piel tras el afeitado y a la hidratación con fluidos o cremas oil free para evitar brillos.

Los primeros signos de la edad se aprecian entre los 30-35 años y los tratamientos irán destinados a paliar las líneas de expresión que suelen concentrarse en el contorno de los ojos y de los labios. Nos estrenamos con una crema anti ojeras, que además ayude a combatir los signos de fatiga.

Alrededor de los 35 años es recomendado empezar a utilizar un sérum o una crema hidratante que permita retrasar la aparición de las primeras arrugas y, a partir de los 40, los principales problemas tienen que ver con la flacidez y con la pérdida de colágeno, por lo que hay que optar por cremas antiarrugas.

A partir de los 50 aparecen las manchas causadas por el sol y las arrugas. Los cuidados de la piel en esta etapa serán productos despigmentantes que ayuden a unificar y suavizar el tono, además de aportar luminosidad; sérums antiarrugas para tratar las arrugas de expresión, fruto de movimientos repetitivos; cremas antiojeras, que borren los signos de cansancio, y cremas antiedad, que sean fuente de antioxidantes para paliar los signos de la edad. El tratamiento a partir de los 50 años dependerá del estado de la piel y de los cuidados que hayamos seguido en el pasado.

La búsqueda especializada y la indicación de un profesional experto de activos innovadores, como la del farmacéutico, son claves en la salud y en la belleza de la piel masculina. Tanto como la fotoprotección, obligatoria y específica según el fototipo de cada persona. ¡No hay excusa! Actualmente hay formulaciones que permiten la aplicación de las cremas fotoprotectoras sobre la piel mojada o con sudor perfectas para este hombre del siglo XXI que se cuida y hace deporte.

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