ÁREA CARDIOMETABÓLICO

El control de los pacientes con dislipemia debe ser periódico

La mayoría de las intervenciones para tratar la dislipemia requieren al menos 6 meses para reducir el riesgo de eventos de enfermedad cardiovascular. Con frecuencia, el tratamiento hipolipemiante es de por vida.

Antes de comenzar el tratamiento farmacológico, se deben realizar al menos dos determinaciones del perfil lipídico, con un intervalo de 1 a 12 semanas, a excepción de determinadas situaciones clínicas en las que es necesario el tratamiento farmacológico rápido, como es síndrome coronario agudo y pacientes de muy alto riesgo cardiovascular.

Debido a la hepatotoxicidad inducida por estatinas y fibratos, la analítica inicial también debe incluir una determinación de enzimas hepáticas para su seguimiento posterior (alanina-transaminasa, ALT).

Se recomienda una determinación de CK y, si el valor basal es 4 veces mayor que el límite superior de la normalidad, no iniciar el tratamiento con estatinas y realizar una nueva determinación.

Seguimiento

Una vez iniciado el tratamiento farmacológico o después de realizar los ajustes de tratamiento necesarios para alcanzar el objetivo, es importante realizar un seguimiento periódico mediante una nueva determinación del perfil lipídico en torno a las 8 semanas y un control de las enzimas hepáticas (ALT) entre las 8 y 12 semanas después de iniciar el tratamiento o ajustar dosis.

Una vez alcanzados los objetivos terapéuticos, el seguimiento debe espaciarse a una frecuencia anual. Si hay problemas de adherencia u otras razones, se puede reducir dicho periodo de tiempo. No se recomienda el control rutinario de ALT a partir de entonces en los pacientes que toman estatinas.

La determinación rutinaria de creatina-cinasa (CK) tampoco se precisa salvo en los casos en los que el paciente en tratamiento con estatinas presente mialgias clínicamente significativas o debilidad muscular durante el seguimiento.

Cambios en el estilo de vida

También hay que valorar los cambios en el estilo de vida, prestando especial atención a la dieta y el ejercicio físico, sin olvidar desechar los hábitos tóxicos.

Los pacientes con dislipidemia deben evaluarse en conjunto. Estudiar lípidos totales y fraccionados. Es importante descartar antecedentes como diabetes mellitus, síndrome metabólico, hipertensión arterial, cardiopatía e hipotiroidismo. De ahí, la importancia de hacer seguimiento por analíticas.

Se debe incluir el colesterol total y fraccionado LDL, HDL, triglicéridos y glucemia.  Si hay antecedentes familiares y de origen endógeno se debe clasificar la dislipidemia según la fracción afectada.  Todo esto, derivará en mejorar la medicación prescrita.

Combinaciones

La terapia combinada de estatinas y ezetimiba ha demostrado ser muy útil. No solamente en mejorar los valores de colesterol total, sino de incrementar HDL y disminuir LDL.

Los fármacos con mayor evidencia científica son las estatinas, y eso hace que sean el tratamiento de elección, en la mayoría de las guías clínicas, para el tratamiento de los pacientes con dislipidemia o elevado riesgo cardiovascular.

No obstante, hay algunas situaciones concretas, como son los pacientes con diabetes mellitus o síndrome metabólico con cLDL moderadamente incrementado, e hipertrigliceridemia y cHDL bajo, o los pacientes con hipertrigliceridemia grave, que requieren tratamiento combinado en función de los objetivos a conseguir.

Información en la farmacia

El papel del farmacéutico es importante en el seguimiento del paciente con dislipemia, puesto que es necesario un intercambio permanente de información para asegurar que el medicamento se usa de forma correcta.

Ofrece al paciente y a su familia la máxima información y consejos sobre mejorar estilos de vida, es decir, pautas de educación sanitaria. Se debe insistir al paciente en impulsar cambios en el estilo de vida que produzcan mejoras que ayuden al tratamiento indicado por el médico y así alcanzar los objetivos establecidos con el paciente con dislipemia.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Alfredo Barros Pérez, Juan Jesús Gago Prada, José Manuel Freira Couto, Josefina Liriano Reyes, Manuel Rey Rionegro y  Luisa Valladares Rodríguez, del Centro de Salud de Verín; los endocrinólogos Juan Guillermo Restrepo Aguirre y María Begoña Fernández de Aguirre y el médico de Familia Leonardo Rafael Bello Miguens.

Ester Crespo

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