Aunque no existe ningún tratamiento médicamente reconocido para la COVID-19 persistente, el ejercicio puede romper el círculo vicioso de la inflamación que puede llevar a desarrollar diabetes y depresión meses después de que una persona se recupere del virus, según apunta un estudio del Pennington Biomedical Research Center (Estados Unidos).

“Sabemos que la COVID-19 persistente provoca depresión y sabemos que puede aumentar los niveles de glucosa en sangre hasta el punto de que las personas desarrollen cetoacidosis diabética, una afección potencialmente mortal común entre las personas con diabetes de tipo 1. El ejercicio puede ayudar. El ejercicio se encarga de la inflamación que conduce a la elevación de la glucosa en sangre y al desarrollo y la progresión de la diabetes y la depresión clínica”, explica la doctora Candida Rebello, líder del estudio, que se ha publicado en la revista científica ‘Exercise and Sport Sciences Reviews’.

COVID-19 persistente

No está claro cuántas personas sufren de COVID-19 persistente. Pero las estimaciones oscilan entre el 15 y el 80 por ciento de las personas infectadas.

La COVID-19 persistente provoca “una constelación de otros síntomas debilitantes” que incluyen niebla cerebral, dolor muscular y fatiga que pueden durar meses después de que la persona se recupere de la infección inicial. “Por ejemplo, una persona puede no ponerse muy enferma de COVID-19, pero seis meses después, mucho después de que la tos o la fiebre hayan desaparecido, desarrolla diabetes”, detalla Rebello.

Una solución es el ejercicio. “No es necesario correr un kilómetro o incluso caminar a ritmo rápido. Caminar despacio también es hacer ejercicio. Lo ideal sería hacer una sesión de 30 minutos de ejercicio. Pero si sólo puede hacer 15 minutos cada vez, intente hacer dos sesiones de 15 minutos. Si sólo puedes caminar 15 minutos una vez al día, hazlo. Lo importante es intentarlo. No importa por dónde empieces. Puedes aumentar gradualmente el nivel de ejercicio recomendado”, esgrime Rebello.

La actividad física es un componente clave para una vida sana. “Esta investigación demuestra que el ejercicio puede servir para romper la reacción en cadena de la inflamación que conduce a niveles elevados de azúcar en sangre y, posteriormente, al desarrollo o la progresión de la diabetes de tipo 2”, añade otro de los responsables del estudio, el doctor John Kirwan.

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