Un amplio estudio sobre adultos franceses sugiere una posible asociación directa entre un mayor consumo de edulcorantes artificiales y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluidos el infarto de miocardio y el ictus, según publican los investigadores en ‘The BMJ’.
Las conclusiones indican que estos aditivos alimentarios, consumidos a diario por millones de personas y presentes en miles de alimentos y bebidas, no deben considerarse una alternativa sana y segura al azúcar, en consonancia con la postura actual de varios organismos sanitarios.
Los edulcorantes artificiales se utilizan ampliamente como alternativas al azúcar sin o con pocas calorías. Representan un mercado mundial de 7.200 millones de dólares (7.000 millones de euros) y se encuentran en miles de productos en todo el mundo, especialmente en alimentos ultraprocesados como las bebidas endulzadas artificialmente, algunos aperitivos y platos preparados bajos en calorías.
Varios estudios han relacionado el consumo de edulcorantes artificiales o de bebidas edulcoradas artificialmente (ASB) con el aumento de peso, la hipertensión arterial y la inflamación, pero los resultados siguen siendo contradictorios sobre el papel de los edulcorantes artificiales en la causa de diversas enfermedades, incluidas las cardiovasculares (ECV). Es más, varios estudios observacionales han utilizado el consumo de ASB como indicador para explorar el riesgo de ECV, pero ninguno ha medido la ingesta de edulcorantes artificiales en la dieta general.
Para profundizar en esta cuestión, un equipo de investigadores del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm) de Francia y sus colegas se basaron en los datos de 103.388 participantes (con una edad media de 42 años y un 80% de mujeres) del estudio NutriNet-Santé basado en la web, iniciado en Francia en 2009 para investigar las relaciones entre la nutrición y la salud.
Los investigadores descubrieron que la ingesta total de edulcorantes artificiales se asociaba a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (tasa absoluta de 346 por 100.000 años-persona en los mayores consumidores y de 314 por 100.000 años-persona en los no consumidores).
Los edulcorantes artificiales se asociaron más particularmente con el riesgo de enfermedades cerebrovasculares (tasas absolutas de 195 y 150 por 100.000 años-persona en los mayores consumidores y en los no consumidores, respectivamente).
La ingesta de aspartamo se asoció a un mayor riesgo de eventos cerebrovasculares (186 y 151 por 100.000 años-persona en consumidores y no consumidores, respectivamente), mientras que el acesulfamo potásico y la sucralosa se asociaron a un mayor riesgo de enfermedad coronaria (acesulfamo potásico 167 y 164 por 100.000 años-persona; sucralosa: 271 y 161 por 100.000 años-persona en consumidores y no consumidores, respectivamente).
Se trata de un estudio observacional, por lo que no puede establecer la causa, ni los investigadores pueden descartar la posibilidad de que otros factores desconocidos (de confusión) puedan haber afectado a sus resultados.
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