Un adulto joven podría añadir más de una década a su esperanza de vida si cambiara su dieta de una típica dieta occidental a una dieta optimizada que incluya más legumbres, cereales integrales y frutos secos, y menos carne roja y procesada, según un nuevo estudio publicado en la revista ‘PLOS Medicine’.
En el caso de las personas mayores, el aumento previsto de la esperanza de vida gracias a estos cambios dietéticos sería menor, pero aun así sustancial, según este estudio realizado por el investigador Lars Fadnes, de la Universidad de Bergen (Noruega), y sus colegas.
La alimentación es fundamental para la salud y, a nivel mundial, se calcula que los factores de riesgo dietéticos provocan 11 millones de muertes y 255 millones de años de vida ajustados por discapacidad al año.
En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron los meta-análisis existentes y los datos del estudio de la Carga Global de Enfermedades para construir un modelo que permite la estimación instantánea del efecto sobre la esperanza de vida (EV) de una serie de cambios dietéticos.
Para los adultos jóvenes de Estados Unidos, el modelo estima que un cambio sostenido de una dieta occidental típica a una dieta óptima a partir de los 20 años aumentaría la EV en más de una década para las mujeres (10,7 años) y los hombres (13 años).
Las mayores ganancias en años de EV se obtendrían comiendo más legumbres (mujeres: 2,2 y hombres: 2,5), más cereales integrales (mujeres: 2,0 hombres: 2,3), más frutos secos (mujeres: 1,7; hombres: 2,0), menos carne roja (mujeres: 1,6; hombres: 1,9) y menos carne procesada (mujeres: 1,6; hombres: 1,9).
El cambio de una dieta típica a la dieta optimizada a la edad de 60 años podría aumentar la EV en 8,0 (4,8-11,2) años en el caso de las mujeres y 8,8 (5,2-12,5) años en el caso de los hombres, y las personas de 80 años podrían ganar 3,4 años (mujeres: 2,1-4,7 y hombres: 2,1-4,8) con dichos cambios dietéticos.
“Comprender el potencial relativo de salud de los distintos grupos de alimentos podría permitir a las personas obtener ganancias de salud factibles y significativas –afirman los autores–. La calculadora Food4HealthyLife podría ser una herramienta útil para que los médicos y los responsables políticos comprendan el impacto en la salud de las elecciones dietéticas”.
“Hasta ahora, las investigaciones han demostrado los beneficios para la salud asociados a grupos de alimentos separados o a patrones dietéticos específicos, pero han dado poca información sobre el impacto en la salud de otros cambios en la dieta –añade Fadnes–. Nuestra metodología de modelización ha colmado esta laguna”.
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