Un nuevo estudio ha demostrado que los niños que practican deportes en la primera infancia tienen menos probabilidades de experimentar posteriormente síntomas depresivos y de ansiedad, conocidos como malestar emocional, más adelante, según publican sus autores en el ‘Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics’.
El estudio, dirigido por la psicopedagoga de la Universidad de Montreal (Canadá), Marie-Josée Harbec, también sugiere que los niños que experimentan menos malestar emocional en la infancia media también tienen más probabilidades de ser más activos físicamente en la adolescencia temprana.
Harbec y Pagani examinaron los hábitos deportivos y de actividad física declarados por los niños a los 5 y 12 años, así como por sus padres, y también observaron los síntomas de malestar emocional de los 6 a los 10 años declarados por los profesores de los niños.
“Descubrimos que los niños de 5 años que nunca habían practicado deportes eran más propensos entre los 6 y los 10 años a parecer infelices y cansados, a tener dificultades para divertirse, a llorar mucho y a parecer temerosos o preocupados”, subraya Pagani, autor principal del estudio.
“Además, los niños que mostraban mayores niveles de síntomas depresivos y ansiosos durante la infancia media eran posteriormente menos activos físicamente a los 12 años –prosigue–. En el caso de las niñas, en cambio, no encontramos cambios significativos”.
En colaboración con investigadores de la Universidad McGill y del Instituto de Investigación del Hospital Infantil del Este de Ontario, Harbec y Pagani examinaron los datos de una cohorte quebequesa de niños nacidos en 1997 y 1998, que formaba parte del Estudio Longitudinal de Desarrollo Infantil de Quebec realizado por el Instituto de Estadística de Quebec.
“Nuestro objetivo era eliminar cualquier condición preexistente de los niños o las familias que pudiera arrojar una luz diferente sobre nuestros resultados, como el temperamento de los niños, la educación de los padres o los ingresos familiares”, explica.
Los niños que practican deporte en preescolar podrían beneficiarse de las actividades físicas que les ayudan a desarrollar habilidades para la vida, como tomar la iniciativa, participar en el trabajo en equipo y practicar el autocontrol, y establecer relaciones de apoyo con sus compañeros y con los entrenadores e instructores adultos, dijeron los investigadores.
“Por el contrario, los chicos que experimentan síntomas de depresión y ansiedad podrían estar más aislados socialmente y tener un menor nivel de energía y un menor sentimiento de competencia, lo que a su vez podría influir negativamente en la participación en la actividad física”, apunta Pagani.
En el caso de las chicas, los riesgos y los factores de protección de la depresión y la ansiedad actúan de forma diferente, advierte Harbec. Las chicas son más propensas que los chicos a buscar ayuda y a revelar su malestar emocional a la familia, los amigos o los proveedores de salud, y el apoyo psicológico de estos vínculos sociales las protege mejor.
“Además, dado que las niñas experimentan más angustia emocional que los niños, este riesgo relacionado con el género puede haber conducido a una identificación e intervención tempranas para las niñas”, y así protegerlas de un daño mayor, concluye Harbec.
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