Un amplio análisis de los registros de salud de 87 centros de atención médica en los Estados Unidos ha encontrado que las personas que toman una clase de antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), en particular la fluoxetina, fueron significativamente menos propensos a morir de COVID-19 que un grupo de control emparejado.

Los resultados, publicados en la revista ‘JAMA Network Open’, se suman a un conjunto de pruebas que indican que los ISRS pueden tener efectos beneficiosos contra los peores síntomas del COVID-19, aunque se necesitan grandes sayos clínicos aleatorios para demostrarlo.

“No podemos decir si los fármacos están causando estos efectos, pero el análisis estadístico está mostrando una asociación significativa –señala Marina Sirota, profesora asociada de pediatría y miembro del Instituto de Ciencias de la Salud Computacional Bakar (BCHSI) en la Universidad de California (UC San Francisco)–. Hay poder en los números”.

El gran tamaño del conjunto de datos permitió a los investigadores comparar los resultados de los pacientes con COVID-19 que tomaban ISRS con un conjunto emparejado de pacientes con COVID-19 que no los tomaban, y así separar los efectos de la edad, el sexo, la raza, el origen étnico y las comorbilidades asociadas con el COVID-19 grave, como la diabetes y las enfermedades cardíacas, así como los otros medicamentos que tomaban los pacientes.

Menos probabilidad de morir

Los resultados mostraron que los pacientes que tomaban fluoxetina tenían un 28 por ciento menos de probabilidades de morir; los que tomaban fluoxetina u otro ISRS llamado fluvoxamina tenían un 26 por ciento menos de probabilidades de morir; y todo el grupo de pacientes que tomaba cualquier tipo de ISRS tenía un 8 por ciento menos de probabilidades de morir que los pacientes de control emparejados.

“Los resultados son alentadores –afirma la doctora Tomiko Oskotsky, investigadora del laboratorio de Sirota en el BCHSI–. Es importante encontrar tantas opciones como sea posible para tratar cualquier enfermedad. Es posible que un determinado medicamento o tratamiento no funcione o no sea bien tolerado por todo el mundo. Los datos de las historias clínicas electrónicas nos permiten examinar rápidamente los medicamentos existentes que podrían reutilizarse para tratar la COVID-19 u otras afecciones”, concluye.

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