En líneas generales, no se prescriben los hipolipemiantes necesarios para mantener a los pacientes en objetivos terapéuticos marcados.
Los que se recogen en las nuevas guías son cada vez más exigentes, lo que implica que hay que hacer un seguimiento exhaustivo de cada paciente, ajustando el tratamiento farmacológico de forma individualizada para conseguir las cifras de LDL adecuadas. Hay que ser más proactivos y utilizar el arsenal farmacológico correctamente, así como implicar al paciente en su propio tratamiento.
El control de los pacientes es subóptimo en un porcentaje elevado de casos. Por eso, hay que ser más rigurosos en el ajuste del tratamiento y hacer seguimiento periódico del paciente. También hay que considerar la escasa implicación por parte del paciente en modificar su estilo de vida, hecho bastante habitual en patologías como la dislipemia, que es asintomática en sus inicios.
Según los resultados del EUROASPIRE V, el porcentaje de pacientes controlados en prevención secundaria sería del 32 %. Para mejorar esta situación, es necesario un abordaje individualizado de la patología, fomentando la comunicación médico-paciente y concienciando al paciente de la importancia de su implicación para conseguir llegar a los objetivos marcados en las guías.
La terapia combinada es fundamental en la tolerancia y en el control de los pacientes sobre todo en prevención secundaria. Es difícil obtener las cifras adecuadas de control solo con estatinas, aunque estas sean de alta intensidad. Además, hay que tener en cuenta los efectos adversos que aparecen frecuentemente al emplear estatinas a dosis altas. Esto es un motivo para no seguir correctamente el tratamiento, con el descontrol en las cifras de LDL que supone. Sin embargo, si se asocia ezetimiba, se alcanzan en un porcentaje elevado los objetivos. La combinación es mejor tolerada y favorece la adherencia al tratamiento.
Sin lugar a dudas, el papel de la terapia combinada con estatinas de moderada y/o alta intensidad es fundamental para lograr objetivos terapéuticos sobre todo en prevención secundaria.
La terapia combinada logra aumentar el porcentaje de pacientes controlados, mejorando la adherencia al tratamiento, con menos efectos secundarios para el paciente.
Es importante emplear correctamente las combinaciones de fármacos y hacerlo de forma precoz.
Hay que ser más rigurosos con el tratamiento indicado para cada paciente. Un descenso en las cifras de LDL está asociado a una disminución en la morbilidad y mortalidad del paciente con riesgo cardiovascular.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas Paulino Castanedo, Javier Pindado, Ibon Bilbao, Aitor Jiménez, Joseba Basurto y Javier Cabezón, de Bilbao.
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