Investigadores del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN) del King’s College London en Reino Unido han realizado un estudio – el mas grande realizado hasta la fecha sobre la exposición a la contaminación- que confirma que la exposición a la contaminación del aire relacionada con el tráfico se asocia con una mayor probabilidad de tener múltiples afecciones de salud física y mental a largo plazo.
El nuevo estudio, realizado a más de 364.000 personas en Inglaterra y publicado en ‘Frontiers in Public Health’, ha mostrado que los altos niveles de contaminación del aire relacionada con el tráfico (partículas finas 2.5 (PM 2.5) y dióxido de nitrógeno (NO 2) se asociaron con un mayor riesgo de tener al menos dos afecciones de salud a largo plazo. Las asociaciones más fuertes se observaron para condiciones neurológicas, respiratorias, cardiovasculares y de salud mental comunes concurrentes, como la depresión y la ansiedad
La multimorbilidad se define como tener dos o más condiciones de salud física o mental y afecta al 27 por ciento de los adultos en la atención primaria del Reino Unido. Aumenta el uso de los servicios de salud y los costos de la atención primaria y secundaria, pero su asociación con la contaminación del aire no se ha estudiado en el Reino Unido hasta ahora.
Esta investigación fue financiada por el Centro de Investigación Biomédica Maudsley del Instituto Nacional para la Investigación de la Salud y la Atención (NIHR) y la Colaboración de Investigación Aplicada (ARC) del NIHR en el sur de Londres.
“Las personas con más de una afección de salud a largo plazo tienen una calidad de vida más baja y una mayor dependencia de el sistema de salud Nuestra investigación financiada por NIHR ha indicado que aquellas personas que viven en áreas de mayor contaminación del aire relacionada con el tráfico tienen un mayor riesgo de tener múltiples condiciones de salud”, señala la doctora Amy Ronaldson, investigadora asociada del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN), King’s College London y primera autora del estudio.
“El estudio no prueba que la contaminación del aire provoque multimorbilidad, pero justifica más investigaciones en esta área. Podría ser que medidas simples para reducir los niveles de tráfico podrían mejorar vidas y disminuir la presión sobre nuestros sistemas de salud”, afirma.
Los investigadores analizaron datos del UK Biobank, una base de datos biomédica a gran escala y un recurso de investigación que contiene información genética, de estilo de vida y de salud anonimizada de medio millón de participantes del Reino Unido. Con una edad de entre 40 y 69 años, los participantes fueron evaluados por 36 condiciones crónicas de salud física y cinco mentales. La multimorbilidad se definió como tener dos o más de estas condiciones.
Los datos de salud física y mental del UK Biobank en 2010 se vincularon con la concentración estimada de contaminación del aire en la dirección residencial de los participantes. El estudio encontró que los participantes expuestos a concentraciones más altas (por encima de 10 ug/m 3 ) de partículas finas tenían un 21 por ciento más de riesgo de dos o más condiciones concurrentes en comparación con los expuestos a concentraciones por debajo de 10 ug/m3.
Para los participantes expuestos a más de 30 ug/m 3 de NO2, la investigación mostró un 20% más de riesgo de tener dos o más condiciones coexistentes en comparación con los participantes que estuvieron expuestos a concentraciones de NO 2 inferiores a 20 ug/m3. Entre aquellos con múltiples condiciones, una mayor exposición tanto a PM 2.5 como a NO2 se relacionó con una mayor gravedad de las condiciones concurrentes.
“Todavía no se comprende completamente cómo la contaminación del aire afecta a múltiples órganos y sistemas al mismo tiempo, pero hay algunas pruebas de que mecanismos como la inflamación, oxidación el estrés y la activación inmunológica podrían ser desencadenados por partículas de aire, que pueden causar daños en el cerebro, el corazón, la sangre, los pulmones y el intestino”, explica el doctor Ioannis Bakolis, lector de IoPPN, King’s College London y autor principal del estudio.
Los investigadores identificaron varios patrones en las asociaciones: los vínculos más fuertes se dieron principalmente entre afecciones relacionadas con el sistema respiratorio (asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica), así como con el sistema cardiovascular (fibrilación auricular, cardiopatía coronaria, insuficiencia cardíaca), pero también con enfermedades neurológicas y condiciones mentales comunes (accidente cerebrovascular, abuso de sustancias, depresión, ansiedad).
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