Entorno

“Como farmacéuticos somos un agente principal en la atención a los más vulnerables de la sociedad”

Farmacéuticos Sin Fronteras nació hace 32 años en España por el impulso de 18 farmacéuticos que, conmovidos tras un viaje a Perú en el que vivieron en primera persona las consecuencias de una epidemia de cólera, deciden fundar la entidad para prestar asistencia farmacéutica a poblaciones sin recursos. A lo largo de este tiempo, ha atendido a más de 27 millones de personas en los diferentes ámbitos en los que trabaja. En esta entrevista, su director general, Ángel Huélamo, nos cuenta más detalles.

 

¿Cuál es el principal objetivo de Farmacéuticos Sin Fronteras?

Nuestro objetivo es prestar asistencia farmacéutica a poblaciones sin recursos. Para ello, la ONG facilita la puesta en valor de las habilidades profesionales del farmacéutico en acción social, cooperación y ayuda humanitaria, conectando las necesidades que, en materia socio-sanitaria, tiene el sector farmacéutico como donante y las personas más vulnerables como beneficiarias, y desarrollando actividades conjuntas para el cumplimiento de esta misión.

¿Cuál es su visión de la función social del farmacéutico?

El farmacéutico, además de la función sanitaria que desarrolla, tiene un importante componente como agente social, especialmente el farmacéutico comunitario. Es el profesional sanitario más cercano a la población y eso le confiere unas grandes posibilidades en cuanto a la función social. Eso lo está entendiendo muy bien nuestro sector, con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) a la cabeza, que cuenta con una línea estratégica dedicada a esta función “Somos Sociales”. En el mayor desarrollo de esta función, las ONG farmacéuticas vamos a tener un papel fundamental.

¿Qué momento vive la cooperación en este momento?

Hemos evolucionado mucho, afortunadamente. Tanto a nivel de farmacia como a nivel general del sector de la cooperación. La profesionalización de este último ha tenido mucho que ver en este progreso. También la apuesta de la farmacia por este ámbito. Vivimos un momento de expansión, con nuevas entidades que van surgiendo que se unen a las que ya llevamos varias décadas de trabajo. Al tradicional trabajo a nivel internacional se une el que se hace aquí en España en el llamado cuarto mundo, que cada vez va adquiriendo un mayor peso. Hace unas semanas la EAPN (European Anti Poverty Network) nos dejaba, en su XII informe anual sobre el estado de la pobreza en España, un dato: en 2021, el 27,8% de la población española estaba en riesgo de pobreza o exclusión social, porcentaje que llama la atención sobre la necesidad de abordar la pobreza farmacéutica también en España.

¿Qué puede hacer un farmacéutico con inquietudes de cooperación?

Muchas cosas. Hay una frase que me gusta mucho que es “piensa globalmente, actúa localmente”. Es fundamental que entendamos que se puede “cooperar” de muchas maneras. Desde una ayuda económica hasta la intervención directa tanto en un proyecto de acción social aquí en España como a nivel internacional, entendiendo que cualquier acción repercutirá siempre en los más vulnerables. Todo ello bajo la figura principal del voluntariado, que es el núcleo principal de nuestra acción y, por supuesto, sin perder ese barniz social del que ya hemos hablado. Asociarte a una ONG, participar como voluntario en el equipo directivo o en el panel técnico con las actividades que la entidad realiza tanto con beneficiarios como de sensibilización es una opción. También realizar donativos puntuales, dar apoyo administrativo, participar en acciones de educación para la salud en España. Todo son ejemplos de acciones que podemos hacer.

¿En qué consiste el Proyecto Boticarios?

El Proyecto Boticarios es mi “niño favorito” en la organización. Fue un proyecto que surgió tras detectar que la figura del farmacéutico no ocupaba el papel que considerábamos debía tener en ayuda humanitaria y en cooperación al desarrollo. Se trata de un proyecto plurianual de formación e intervención en terreno dirigido a farmacéuticos y estudiantes de farmacia de último curso. La primera fase del proyecto consta del curso “Especialización en Cooperación Farmacéutica”, de ocho meses y 206 horas de duración, en el que se estudian en profundidad los distintos aspectos relacionados con nuestra profesión. Como segunda fase, se desarrolla el Programa de Intervención en Terreno (PIT), en el que, tras haberse formado los alumnos, viajan a algunos de los proyectos que tenemos a nivel internacional con el objetivo de realizar asistencias técnicas sobre el terreno. Hablamos de acceso al medicamento, nutrición, aguas y saneamiento ambiental, emergencias o educación para la salud. En diez años de proyecto, hemos formado a 331 farmacéuticos, de los cuales 117 han realizado proyectos en 21 países. Como se ve, un proyecto farmacéutico con un alto impacto.

¿Qué otras opciones formativas ofrecen?

Hace doce años pusimos en marcha el Centro Virtual del Conocimiento en Cooperación Farmacéutica, en donde, además de la formación de Proyecto Boticarios, hemos realizado acciones formativas en las diferentes habilidades que el farmacéutico puede desarrollar en el ámbito del trabajo de Farmacéuticos Sin Fronteras. Además, participamos en otras acciones formativas organizadas por otras entidades y en actividades de difusión principalmente en jornadas y congresos. Finalmente, Farmacéuticos Sin Fronteras y la Universidad Complutense de Madrid contamos con una Cátedra Extraordinaria de Cooperación Farmacéutica al Desarrollo y Acción Social.

¿Qué proyectos tienen activos en España?

En España desarrollamos dos tipos de acciones. Una asistencial, con la financiación de tratamientos a personas con enfermedades crónicas que no pueden hacer frente al pago de los mismos. Otra es el proyecto “Más Saludable”, actividad relacionada con la salud pública, cuyo objetivo es ofrecer a todos los agentes implicados en la asistencia farmacéutica a colectivos vulnerables (farmacéuticos, cuidadores y los propios colectivos) herramientas para la promoción y prevención de la salud, mejorando con ello la situación de estos grupos y, por tanto, de nuestra sociedad. El proyecto se desarrolla en colaboración con entidades sociales que trabajan con colectivos vulnerables, aportando nosotros un equipo de farmacéuticos y los materiales necesarios para ello. Todo ello se logra a través de talleres y cursos, materiales en papel y digitales y la aplicación “Más Saludable_APP”. Las áreas de trabajo abordadas son hábitos saludables, prevención y tratamiento farmacológico, nutrición y orientación social y sanitaria.

El Banco de Medicamentos es uno de los proyectos más conocidos de Farmacéuticos Sin Fronteras, ¿en qué consiste?

El Banco de Medicamentos es un proyecto dirigido al envío de medicamentos y material sanitario a proyectos internacionales con la colaboración de la industria farmacéutica que realiza donaciones en producto. Estas donaciones son canalizadas a través de ONG que cuentan con proyectos estables en países en desarrollo. Las donaciones recibidas por parte de la industria son asignadas en base a las necesidades que previamente conocemos de las entidades beneficiarias. Hemos creado una red con más de 60 laboratorios donantes y 120 ONG receptoras de las donaciones, con un volumen de donaciones superior a los nueve millones de euros desde 2006. En el marco de este proyecto, hemos intervenido en emergencias como Haití, Filipinas, Ecuador o ahora Ucrania.

¿Qué otras acciones llevan a cabo en el resto del mundo?

Trabajamos en dos líneas. La primera es la línea de ayuda humanitaria, que consiste en el envío de medicamentos y material sanitario en situaciones de emergencia o a lugares en los que no se tienen acceso a estos. Toda esta actividad se realiza a través del Banco de Medicamentos, como explicaba antes. La segunda es la línea de cooperación al desarrollo, con proyectos más a largo plazo, en los que realizamos acciones de gestión de infraestructuras para acceso al medicamento (redes de asistencia farmacéutica, farmacia de hospital, laboratorios de formulación magistral), nutrición, educación para la salud, saneamiento ambiental y agua. En esta línea es en la que trabajan los farmacéuticos de Proyecto Boticarios. A lo largo de nuestra historia, hemos trabajado en 52 países.

¿Qué línea de trabajo han seguido en el caso de Ucrania?

Ucrania está siendo una emergencia con una serie de peculiaridades con respecto a otras que hemos atendido anteriormente. Emergencia mediática con presencia constante en los medios de comunicación, muy cerca de España y Europa, con una fácil logística a la frontera de Ucrania a través de Polonia. Todo ello generó una marea de solidaridad, tanto de particulares como de empresas, sin precedentes en España y que fue muy difícil de gestionar. Especialmente en todo lo referente al medicamento, que en muchos casos y siempre con la buena intención de la gente no estaba siendo manejado de la forma correcta. En un principio fue muy difícil de explicar a las muchas personas que querían ayudar. Además, Farmacéuticos Sin Fronteras se ha integrado en un proyecto multidisciplinar llamado “Cluster SOS Ucrania”, con profesionales de distinta índole, especialmente sanitarios, estableciendo un almacén en Pamplona que está permitiendo centralizar toda nuestra operativa en un punto con fácil salida hacia Ucrania. Además de donaciones, dos farmacéuticos de la ONG hemos participado en sendas misiones en terreno, con el fin de garantizar la entrega de la ayuda humanitaria en colaboración con el mando cívico-militar ubicado en la ciudad de Leópolis. A día de hoy, se han enviado 1,7 millones de euros en medicamentos, productos y equipos sanitarios en 16 camiones de ayuda, cuatro cunas incubadoras y 20 camillas, una ambulancia, equipos y material médico a través de nuestra delegación en Zaragoza para el Instituto Médico Militar de Kiev, suministros médicos al Colegio de Abogados de Ucrania y la Base Militar A4239 y medicamentos con la Fundación Caixabank. Además, en España se ha hecho un importante trabajo de asesoramiento en cuanto a donaciones y captación de recursos para poder llevar a cabo estas actividades.

¿Cómo se imagina el futuro de las ONG internacionales en el mundo postpandemia?

El tercer sector ha salido muy reforzado en cuanto a su trabajo, pero muy debilitado económicamente. Se ha demostrado la necesidad de un sector social fuerte, pero a su vez se han visto las debilidades que puede tener en cuanto a financiación. Por eso es fundamental que las distintas instituciones, tanto a nivel internacional, como nacional y autonómico, cuenten con nosotros para dar mejor respuesta a los problemas de nuestra sociedad. Y no olvidemos que, si no tenemos fondos, no podemos realizar nuestros proyectos.

A parte de farmacéuticos, ¿colaboran con ustedes otros profesionales de la salud?

Por supuesto. Creemos que es fundamental esta colaboración y, en nuestro caso, coordinados además con otros profesionales del ámbito social. En los proyectos asistenciales en España, hay una coordinación con los trabajadores sociales de los centros de salud, que a su vez se organizan con los médicos del centro. Asímismo, en lo referente a educación para la salud, son las entidades sociales las que, a través de su personal muchas veces sanitario, establecen las actividades a realizar con los farmacéuticos del programa. A nivel de cooperación, en cualquier comunidad en la que trabajamos se coopera con los médicos, enfermeros y promotores de salud que estén actuando en la zona.

¿Qué formas de colaboración tiene con Farmacéuticos Sin Fronteras una persona que no sea profesional sanitario?

Ese apartado queda reservado para aspectos relacionados con la gestión administrativa. Las asociaciones tenemos en cuanto a funcionamiento una actividad parecida a la de cualquier empresa. Por ello es necesaria la participación de perfiles relacionados con las finanzas, la comunicación o el derecho, por ejemplo.

¿Algo más que añadir?

Seguir reivindicando, como llevo haciendo desde que empecé en esto de la cooperación hace ya casi 23 años, el papel del farmacéutico como agente social. Creo que, como farmacéuticos, somos un agente principal en la atención a los más vulnerables de nuestra sociedad. Una sociedad que, por desgracia, está lejos de mejorar. Cada día se agranda más la brecha entre los que más y los que menos tienen.

Isabel

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