Hace tiempo que se habla de los beneficios para la salud de los baños de agua fría, un pasatiempo popular en los países nórdicos y cada vez más extendido en el resto del planeta. Para conocer hasta qué punto tiene beneficios, investigadores noruegos han realizado una importante revisión científica, publicada en el ‘International Journal of Circumpolar Health’ de la que han sacado importantes conclusiones.
Los autores dicen que muchos de los 104 estudios que analizaron demostraron efectos significativos de la natación en agua fría, incluso en las grasas “buenas” que ayudan a quemar calorías, lo que puede proteger contra la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. “Darse un chapuzón en agua fría puede reducir la grasa corporal ‘mala’ en los hombres y reducir el riesgo de trastornos como la diabetes“, sugiere la investigación.
No obstante, gran parte de la investigación disponible involucró a un pequeño número de participantes, a menudo de un solo género, y con diferencias en la temperatura del agua y la composición de la sal. Además, no está claro si los nadadores de invierno son naturalmente más saludables o no, señala el equipo de expertos científicos autores de la revisión de la UiT The Arctic University of Norway y del University Hospital of North Norway.
“A partir de esta revisión, está claro que existe un apoyo científico cada vez mayor de que la exposición voluntaria al agua fría puede tener algunos efectos beneficiosos para la salud. Muchos de los estudios demostraron efectos significativos de la inmersión en agua fría en varios parámetros fisiológicos y bioquímicos. Pero la cuestión de si estos son beneficiosos o no para la salud es difícil de evaluar”, afirma el autor principal, James Mercer, de UiT.
Según los resultados de esta revisión, muchos de los beneficios para la salud que se afirman beneficios de la exposición regular al frío pueden no ser causales. En cambio, pueden explicarse por otros factores que incluyen un estilo de vida activo, manejo del estrés entrenado, interacciones sociales y una mentalidad positiva. “Sin más estudios concluyentes, el tema seguirá siendo objeto de debate”, advierten.
La pérdida de peso, una mejor salud mental y el aumento de la libido se encuentran entre las numerosas afirmaciones de salud y bienestar hechas por los seguidores de la inmersión regular en agua fría. Y en cuanto al tipo de actividad adopta muchas formas, como nadar en agua fría durante el invierno, y es objeto de un interés creciente en todo el mundo.
El objetivo principal de la revisión fue determinar si la exposición voluntaria al agua fría tiene efectos en la salud de los humanos. La metodología implicó una búsqueda detallada de la literatura científica.
Se excluyeron de la revisión los estudios en los que los participantes usaban trajes de neopreno, inmersión accidental en agua fría y temperaturas del agua superiores a 20 grados centígrados. Mientras que los temas que fueron elegibles para revisión incluyeron inflamación, tejido adiposo, circulación sanguínea, sistema inmunológico y estrés oxidativo.
De este modo, han observado que la inmersión en agua fría tiene un gran impacto en el cuerpo y desencadena una respuesta de choque, como una frecuencia cardíaca elevada. Algunos estudios proporcionaron evidencia de que los factores de riesgo cardiovascular en realidad mejoran en nadadores que se han adaptado al frío. Sin embargo, otros estudios sugieren que la carga de trabajo del corazón aumenta.
La revisión proporcionó información sobre los vínculos positivos entre nadar en agua fría y el tejido adiposo marrón (BAT), un tipo de grasa corporal ‘buena’ que se activa con el frío. BAT quema calorías para mantener la temperatura corporal a diferencia de la grasa blanca ‘mala’ que almacena energía.
La exposición al frío en el agua, o el aire, también parece aumentar la producción de adiponectina por parte del tejido adiposo. Esta proteína juega un papel clave en la protección contra la resistencia a la insulina, la diabetes y otras enfermedades.
Por otro lado, según la revisión, las inmersiones repetidas en agua fría durante los meses de invierno aumentaron significativamente la sensibilidad a la insulina y redujeron las concentraciones de insulina. Esto fue tanto para nadadores experimentados y sin experiencia.
Los autores destacan que el perfil de los nadadores que participaron en los estudios sí varió. Iban desde nadadores de élite o bañistas de invierno establecidos hasta aquellos sin experiencia previa en natación de invierno. Otros no eran estrictamente bañistas en hielo, sino que usaban la inmersión en agua fría como tratamiento posterior al ejercicio.
En conclusión los investigadores sí destacan sus beneficios, al menos los observados, pero advierten de que se necesita educación sobre los riesgos para la salud asociados a un chapuzón en agua helada. No controlarlos podría tener consecuencias como hipotermia y problemas cardíacos y pulmonares, que a menudo están relacionados con el ‘shock’ del frío.
La Agencia Estadounidense de Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado definitivamente 'Leqembi'…
Loterías y Apuestas del Estado conmemorará el 125 aniversario del Colegio Oficial de Farmacéuticos de…
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en los países occidentales. Son la…
Un estudio piloto realizado en un centro médico académico destaca los beneficios de la revisión…
Más de 1’5 millones de personas en España se encuentran en una situación vulnerable y…
El control de los factores de riesgo cardiovascular con pautas de modificación del estilo de…